Fernando Alonso lleva más de dos décadas al volante de un Fórmula 1. Y aún hoy sigue siendo un misterio técnico para muchos ingenieros.
Fernando Alonso, un piloto de sensaciones
Porque pilotos con talento hay muchos, y casi todos los que llegan a la Fórmula 1 son increíblemente rápidos. Pero para destacar no basta con velocidad al volante. También se necesita inteligencia para entender el coche, capacidad para ponerlo a punto y, sobre todo, una ética de trabajo, compromiso y la actitud adecuada.
En un deporte donde cada dato se mide y cada piloto parece moldeado por el simulador, el bicampeón del mundo de Fórmula 1 conserva una cualidad que no se puede programar: la de la capacidad de entender el coche desde dentro.
Pero sobre todo de sentir lo que otros solo detectan en las pantallas. El pilotaje de Fernando Alonso no se explica solo con telemetría; sino que se entiende en la sensibilidad, en la precisión de cada gesto y en una conexión con la máquina que muy pocos conservan.
Alonso siempre ha tenido un talento especial para adaptar su pilotaje a lo que el coche necesita en cada momento. No se trata solo de ir rápido; se trata de extraer rendimiento de donde no parece haberlo. Ingenieros que trabajaron con él en Renault y Ferrari lo definen como un «piloto de sensaciones», alguien capaz de describir con precisión lo que sucede debajo del asiento sin necesidad de telemetría. Puede notar un cambio mínimo en el equilibrio aerodinámico o una diferencia sutil de temperatura en los neumáticos y ajustar su estilo en consecuencia.
La adaptabilidad de Fernando Alonso: «De la noche a la mañana…»
«Fernando tenía esta forma de conducir el coche con la que realmente atacaba los neumáticos delanteros, tenía giro de volante muy violento y lo usaba para estabilizar el coche, pero castigaba las gomas. En aquellos días, teníamos que repostar combustible, por lo que eran comunes las múltiples paradas. Y recuerdo haberle dicho a Giancarlo (Fisichella) a principios de 2005 –recuerdo exactamente dónde estábamos, en la cantina en Enstone–, que íbamos a cazar a este tipo (Alonso) porque teníamos un juego de neumáticos para la clasificación y la carrera (como ventaja frente al estilo de pilotaje de Alonso)». Lo dice Alain Permane, ingeniero y director deportivo de Renault durante más de 20 años.
«Y Fernando, de la noche a la mañana, cambió completamente su estilo de conducción para hacer frente a esa regla de un solo neumático. De repente, se volvió muy cuidadoso con el neumático delantero izquierdo. Por eso creo que la adaptabilidad es una de sus fortalezas clave, es increíble». Jarno Trulli no volvió a ver el pelo a Fernando Alonso esa temporada.
En un deporte donde cada dato se mide y cada piloto parece moldeado por el simulador, el asturiano conserva una cualidad que no se puede programar: la de la capacidad de entender el coche desde dentro.
La escena es solo un ejemplo entre muchos que cuentan los ingenieros que han trabajado junto a Alonso para ilustrar su talento innato. El de la facilidad con la que logra adaptarse a cualquier coche, sin importar sus manías o defectos. Una máquina de Fórmula 1 nunca es perfecta; siempre tiene un punto débil, un pequeño desequilibrio que la hace impredecible.
Un talento natural para todo tipo de pilotajes
Sea el combustible, la temperatura del asfalto, el estado de los neumáticos o el reparto aerodinámico cambian constantemente, y cada variable altera su comportamiento. Por eso, la mayoría de pilotos viven quejándose del coche. Alonso, en cambio, busca cómo domarlo.
Porque si algo ha distinguido al asturiano es su talento natural para desarrollar todo tipo de recursos de pilotaje y sortear sobre la marcha las deficiencias, carencias o caprichos de un coche de carreras. De aquí su competitividad con todo tipo de motorizaciones, tipo de neumáticos y reglamentos a lo largo de su trayectoria. El reciente Gran Premio de Singapur fue otro ejemplo magistral.
Porque el viernes era un coche bastante manejable y de gran ritmo. Tanto, que hizo crecer, de nuevo, la ilusión de todos en un día en el que muchos estábamos curados de espanto. Pero no, llegó el sábado, y los cambios de altura volvieron a hacer de las suyas.
El Aston Martin volvió a quedarse atrás debido a una serie de modificaciones de setup que hicieron que el resto supiera superarles. Para el domingo, con trabajo de puesta a punto, equipo y piloto decidieron apostar por una configuración que sirviera como escudo en las rectas a costa de hacer malabarismos en las curvas.
Y no solo es que no cometiera el mínimo error, sino que colocó el AMR25 el primero de la clase media, séptimo tras la sanción a Hamilton. Pero también gracias a una recuperación soberbia después de que el equipo fallara en boxes (9,2 segundos) y adelantara a los Albon, Hadjar, Lawson, y Bearman. Era Alonso y ningún Williams, Haas o un Red Bull por detrás, quien estaba presto a recoger las nueces.
Cuando Fernando Alonso hace grande al Aston
También, incluso, en Estados Unidos. En Austin, el Aston Martin estaba para codearse con la zona más baja de la parrilla. Como prueba, Lance Stroll, que no pasó de Q1 en ninguna sesión. Pero Fernando Alonso llegó a situarlo entre los mejores.
Primero sexto para la carrera al sprint -antes del incidente de la salida- y luego décimo, tanto en la clasificación como en la carrera. O lo que es lo mismo; Fernando Alonso es un piloto de tal nivel que puede hacer que parezca que el Aston Martin está destinado a luchar por la Q3. Este es, precisamente, el efecto de su superioridad respecto al rendimiento real del monoplaza, un fenómeno que también se observa en pilotos como Max Verstappen.
«La esencia de sus cualidades es que es muy completo. Te cuesta encontrar un punto débil, básicamente, en términos de habilidades de alto nivel«, dice de Fernando Alonso el hoy responsable de McLaren, Andrea Stella, ingeniero del piloto asturiano en Ferrari y con quien emigró al equipo británico. El italiano fue socio de Alonso, por ejemplo, en aquella sensacional temporada 2012, donde el asturiano luchó hasta la última carrera con aquel F2012 de comportamiento errático y poco competitivo.
«Su sensibilidad hacia el coche es excepcional»
Salvo el equipo, resulta complicado para el mundo exterior apreciar el virtuosismo que Alonso despliega dentro del habitáculo, capaz de sacar el máximo rendimiento a un monoplaza sin importar cómo se comporte, gracias a la combinación de un enorme bagaje técnico y un instinto casi sobrenatural con el volante entre las manos.
El propio Stella lo ofreció hace dos años, cuando el Aston Martin estaba en disposición de pelear por cosas importantes. Lo hizo con un ejemplo para ilustrar una cualidad que, en el caso de Fernando Alonso, se convierte en rara avis. «Su sensibilidad hacia el coche es excepcional. Se siente cómodo si sabe que estamos atacando el 90% del problema. Y con Fernando, cuando hay un problema, tiende a extenderse por todas las curvas. Si hay demasiado sobreviraje, ves que está más o menos en todas partes. Mientras que algunos pilotos pueden decir solo subviraje aquí o sobreviraje allá», dijo.
La memoria muscular y el «disco duro» de Fernando Alonso
El propio Fernando Alonso lo recordaba en sus tiempos de Toyota, cuando corría el Mundial de Resistencia, del que salió campeón y en el que ganó dos veces las 24 horas de Le Mans. «Cuando hay sobreviraje o un bloqueo en los frenos, tu memoria -sobre todo la memoria muscular- se activa según lo que ya has vivido, y reaccionas de forma inmediata como necesitas», explicaba el astur.
«Es como si tu cerebro funcionara como un disco duro: todo lo que has aprendido está almacenado ahí y lo recuperas justo en el momento necesario. Cuantas más vueltas completes en distintos coches, circuitos y condiciones, mayor será tu ventaja sobre los demás».
Además, la preparación de Fernando Alonso le acompaña en sus dotes para la conducción. A sus 44 años está mejor que nunca, más preparado que nunca. El mismo Edo Bendinelli, su preparador físico, lo señalaba justo al comienzo de esta temporada. «Puedo decir que Fernando está en su mejor momento de forma, más fuerte y motivado que nunca, tengo claro que si el coche responde él lo llevara al límite como siempre o más allá del límite, esa es su mayor fortaleza como piloto», declaraba.
Tener a Fernando Alonso para la nueva reglamentación es una ventaja para Aston Martin 😍🚀
«Nos reta a pensar de forma diferente, es increíblemente valioso para 2026 y más allá» pic.twitter.com/9jitBkjuIx
— DAZN España (@DAZN_ES) October 14, 2025
Porque el entrenamiento de Fernando Alonso está enfocado al pilotaje. Es una mezcla de gomas, pesas, gimnasio, pero también trabajo aeróbico de bici o carrera. Es muy completo sobre todo para que el cansancio físico no le impida tener una concentración total y su capacidad de respuesta sea extrema. «Estos años apenas necesitaba entrenar, ahora hace ejercicios con pesas de 10 o 15 kilos, parece poco pero es más exigente que levantar cien en un banco de pesas», explica Bendinelli.
Es ante todo un carrerista. Un hombre de carreras. Alguien a quien le gusta ganar, pero sobre todo correr, divertirse, dar el máximo en cada carrera. ¿Cómo le gustaría ser recordado a Fernando Alonso?», le preguntaban antes de su retirada en 2018. «Como un luchador, como un tipo que nunca se rendía. He competido con coches muy buenos, con otros más lentos, pero con la misma motivación y la misma ambición, y el mismo amor por las carreras. Cada fin de semana corro. A veces en este paddock, a veces en karts, sports-cars, videojuegos… Soy un corredor a tiempo completo. Probablemente es como me gustaría que piense la gente de mí en el futuro».
Muchos ingenieros, fisios y compañeros aseguran que lo más sorprendente no es cómo conduce, sino cómo piensa mientras conduce. Puede hablar por radio, analizar el tráfico, corregir el coche y aun así mantener la concentración en el siguiente sector. Ese control absoluto del entorno es lo que le permite sobrevivir en una Fórmula 1 cada vez más exigente y tecnológica, donde el margen humano parece reducirse año tras año.
