La realidad del vestuario del Real Madrid: esto es lo que falta

Hay más problemas en el vestuario de lo que se está comentando

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El Real Madrid logró una victoria importante ante el Olympiacos, que no sirve para curar la herida abierta de los últimos partidos, pero sí para frenar una hemorragia que podría haber sido muy grave de no sumar los tres puntos en Gracia. Mucho se está hablando del vestuario blanco, de los jugadores, de la relación con Xabi Alonso. Pero poco de algo que, partido a partido, empieza a ser una evidencia. No es lo que pasa dentro, es lo que falta.

El Real Madrid no aguanta 90 minutos

Pasó cuando las cosas empezaron bien y está pasando, aún más evidente, ahora que las cosas no parecen estar saliendo tan bien. El Real Madrid termina los partidos con un nivel muy por debajo de lo que los empieza. En el primer tramo de temporada, cuando el equipo convencía, no con un gran juego, pero sí con posicionamiento y resultados, sufría en las segundas partes, aunque la ventaja de los primeros 45 minutos valía para seguir avanzando al siguiente nivel. Ahora, que el equipo está mal, empieza los partidos, mejor o peor, pero los acaba tremendamente mal.

Mirando los dos últimos partidos, ante el Elche y ante el Olympiacos, el nivel del equipo se redujo drásticamente en los minutos finales. En el partido de Liga, las urgencias por levantar el partido, podrían justificar el caos y el desorden que casi les cuesta el punto que lograron, pero en Grecia, primero con el 1-3, y luego con el 2-4, el equipo no fue capaz de sostenerse y cerca estuvo de perder tan valioso botín en tiempos de crisis. El equipo encajó el definitivo 3-4 a falta de diez minutos para el 90, no fue un accidente, se veía venir, con unos jugadores mal posicionados, pasivos, incapaces de un último esfuerzo. Y se salvó del empate, que pudo llegar, a poco que el Olympiacos hubiera estado algo más afinado. Mirando más allá del rendimiento, lo que le falta a Xabi Alonso es un banquillo en el que confiar.

Falta de efectivos en la segunda parte

Quizá sea por las muchas bajas del equipo, por los problemas físicos, o sea un problema de calidad. Esta claro que Bellingham aún no está en su mejor nivel, Camavinga tampoco. Tchoauméni, que volvía de lesión, dio la talla. La defensa, casi al completo en la enfermería, Mastantuono, cerca de volver, sin confianza para Gonzalo y Endrick, y un Brahim que se deja todo en el campo, pero cuyo nivel futbolístico está siendo el más bajo desde que viste de blanco.

Los futbolistas que entraron ayer de refresco, no solo no aportaron soluciones y claridad, empeoraron lo que había en el terreno de juego. Ceballos, que estaba teniendo actuaciones aceptables en sus últimas participaciones, estuvo horrible, perdió varios balones que le pudo costar cara al equipo. Entró Bellingham, una de las estrellas del equipo, muy voluntarioso, muy trabajador, pero no aportó ni en ataque ni en defensa. Y Brahim, ni e le vio, tuvo un par de intervenciones en las que perdió el balón y no aportó nada al ataque. El banquillo del Real Madrid no está a la altura y el equipo lo está pagando.

Toca mirar con profundidad a lo que hay, toca mirar qué esta pasando con jugadores que deberían aportar más, que deberían saltar al campo para comerse el mundo, pero que, lejos de aportar soluciones, están lastrando al equipo. A bien seguro que la dirección deportiva esta mirando como mejorar la plantilla de cara al próximo año, porque se atisban cambios si no cambia la cosa en este curso, y no tiene mucha pinta de que vaya a hacerlo.

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