Fernando Alonso también podría ser piloto de cazas. Suena surrealista pero hay datos que avalan que un piloto de Fórmula 1 pueda someterse a la misma exigencia que algunos militares en el aire. De hecho, en algunos momentos, ya lo hace. El entrenamiento de todos ellos es extremo y les permite soportar lo que una persona de calle no podría, tanto en el asfalto como en el cielo. A nivel de reflejos y fuerzas G. Están adiestrados y hechos de otra pasta.
En una reciente charla publicada por Aston Martin, el doctor Rahul Chotai, junto al expiloto y embajador del equipo Pedro De la Rosa, explican cómo los pilotos de Fórmula 1 se asemejan a los pilotos de combate, que son de las personas más preparadas del mundo tanto física como mentalmente. Durante un Gran Premio, los pilotos mantienen frecuencias cardíacas de entre 150 y 190 latidos por minuto. Los pilotos de combate experimentan picos de 160 lpm durante maniobras de alta fuerza G y combates. Ambos sufren tensión cardiovascular pero los pilotos de coches mantienen frecuencias cardíacas extremas de forma continua, mientras que los pilotos de cazas experimentan ráfagas cortas e intensas.
Reflejos felinos
Otra similitud está en los reflejos. El tiempo de reacción de Usain Bolt en la final masculina de 100 metros de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 fue de 0,165s. El tiempo de reacción de Fernando al inicio de una carrera es de 0,16s de media, uno de los más ágiles de la parrilla. Un colibrí aletea once veces en el tiempo que tarda Alonso en acelerar cuando se apagan las luces. El tiempo de reacción de un piloto de caza es similar: entre 150 y 250 milisegundos, dependiendo de la complejidad de estímulos como el radar, las alertas de amenaza y los instrumentos de la cabina.
Rahul Chotai, doctor de Aston Martin, reveló que «el tiempo de reacción es fundamental, los pilotos suelen procesar la información visual en unos 200 milisegundos, más rápido que la mayoría de los atletas. Sus cerebros están en un estado de hiperalerta, con neuronas que se activan rápido para coordinar sus ojos, manos y pies». Un estudio del University College de Londres publicado en el Journal of Neuroscience descubrió que las alteraciones estructurales del cerebro y las diferencias en el cableado del hemisferio derecho en los pilotos del caza Tornado de la RAF les permitían ejecutar un control cognitivo óptimo y realizar ciertas tareas con mayor precisión.
En el estudio, el profesor Masud Husain describió cómo los pilotos de combate «a menudo operan al límite de la capacidad cognitiva humana: son un grupo de expertos que toman decisiones precisas a gran velocidad». Lo mismo puede decirse de los pilotos de Fórmula 1 que toman decisiones instantáneas mientras procesan una avalancha de información visual y auditiva en tiempo real y bajo presión extrema. El doctor Chotai recuerda la importancia de la fortaleza mental de un piloto, no solo la física: «La resistencia mental es tan importante como la fuerza física. El cerebro debe procesar enormes cantidades de información: datos del coche, condiciones de la pista, posiciones de los rivales, todo ello mientras toma decisiones en fracciones de segundo».
Las famosas fuerzas G
Los pilotos de Fórmula 1 soportan fuerzas G laterales y longitudinales superiores a 6 G en algunas curvas de alta velocidad y al frenar bruscamente. Los pilotos de caza se enfrentan a fuerzas G verticales de hasta 9 G con riesgo de desmayos sin trajes anti-G ni maniobras de esfuerzo anti-G, que ayudan a impulsar la sangre hacia el cerebro. Ambos requieren una fuerza excepcional en el torso y el cuello, pero la dirección y la duración de las fuerzas g difieren.
Pedro De la Rosa lo explica desde su experiencia: «Al acelerar, las fuerzas empujan el cuerpo hacia atrás, hacia el asiento. Al inicio de la carrera, la aceleración inicial puede superar los 2 G, aplastando al piloto contra el asiento. Los ojos y el oído interno deben adaptarse instantáneamente a la aceleración, pero el cerebro está entrenado para filtrar estas fuerzas y mantener la visión estable. Los músculos del cuello trabajan para mantener la cabeza firme mientras las fuerzas actúan entre el cráneo y la columna vertebral. El frenado puede someter a los pilotos a hasta 6 G hacia adelante. Esto equivale a que varias veces su peso corporal sea lanzado contra el arnés de seguridad. Los músculos, especialmente el cuello, el pecho y el centro del cuerpo, deben luchar constantemente contra la fuerza G para mantener el control del vehículo y permanecer concentrado. Estas fuerzas pueden hacer que la cabeza y el casco del piloto, que pesan alrededor de 7 kg en condiciones normales, se sientan como si pesaran entre 30 y 40 kg. Los músculos del cuello y los hombros deben trabajar constantemente para mantener la cabeza estable y la vista enfocada».
