El Camp Nou fue testigo de uno de los mejores encuentros de esta Liga. La hora intempestiva no impidió que viéramos un gran espéctaculo con un Leo Messi soberbio y un Iago Aspas estelar. Los catalanes, que no cedían puntos en casa desde el 3 de diciembre de 2016, han perdido cuatro puntos en las últimas dos jornadas y permite a sus perseguidores la posibilidad de acercarse al liderato. El Barça desperdició tres ocasiones a puerta vacía y el árbitro anuló un gol legal a Suárez en la primera parte.

El partido comenzó frío con el Celta bien posicionado en su campo y disputándole la posesión del balón al conjunto azulgrana. El primer accidente fue la lesión de Sergi Gómez casi en la primera jugada del partido. El canterano del Barça se tuvo que ir dolorido del hombro y saltó al césped en su lugar el argentino Gustavo Cabral. Ese ligero dominio se refrendó en el marcador en el minuto 20 cuando llegó el primer gol del choque. Una descoordinación entre Piqué y Umtiti permitió a Iago Aspas encarar solo la portería local y ceder el balón a Maxi Gómez para que lo introdujera en la red, pero Ter Stegen sacó una pierna milagrosa y tuvo que ser de nuevo Aspas en el segundo intento quién batiera al meta alemán. Una ventaja justa hasta ese momento por los méritos que estaba haciendo el equipo gallego. Pero la alegría celeste duraría dos minutos, lo que tardó Messi en aparecer en el partido. El argentino generó una jugada combinativa por el centro junto con Suárez y Paulinho que él mismo finalizó a gol en el 22′ con la zurda.

A partir del empate el Celta se resguardó atrás y los de Valverde dominaron el juego y disfrutaron de varias posibilidades con peligro de gol. En una de esas llegó la jugada polémica del partido. Un gol mal anulado al delantero uruguayo tras un pase filtrado de Messi desató el enfado de la afición culé. El asistente levantó la bandera por fuera de juego pero Suárez se encontraba mínimamente retrasado respecto al último defensor rival. Un error, éste sí, comprensible pero que se enlaza con el grotesco fallo de Mestalla que impidió la victoria del Barça.

Con la igualdad en el marcador, Messi se adueñó del encuentro y comenzó a ejecutar otra exhibición incontrolable para la zaga celtista. El palo evitó su segundo tanto en los últimos compases de la primera mitad. El equipo de Valverde dominaba el centro del campo pero los vigueses aguantaban con eficacia y amenazaban los espacios defensivos de los locales al contraataque. Juan Carlos Unzué realizó un planteamiento sólido que desafiaba la estructura táctica barcelonista y colocó un tridente atacante con Aspas, Maxi Gómez y Pione Sisto que dañó la retaguardia culé. Con el Barça siendo superior sobre un Celta que no le perdía la cara al partido y aguantaba el resultado se llegó al final de los primeros 45 minutos. Una primera parte disputada, con ocasiones para ambos equipos y con la previsión de más goles en el segundo tiempo.

Los azulgranas salieron tras la reanudación ansiosos en su búsqueda por los tres puntos y los celtistas aprovechaban las pérdidas con asiduidad a través de sus dos balas: Iago y Pione. Pero la maquinaria del Barça se iba engrasando poco a poco y en el minuto 62, una triangulación marca de la casa con la inclusión de Jordi Alba en el área dejó a Suárez sólo ante la red y puso el 2-1. Y unos minutos más tarde, Messi cabeceó en el área pequeña un balón a placer que Rubén Blanco despejó extraordinariamente. En otro escenario, contra otro rival, el partido podría haberse acabado. Pero el Celta vino a Barcelona con la intención de puntuar y no se dio por vencido.

Minutos antes del gol del charrúa, Iniesta pidió el cambio y se fue sustituido con molestias y con el rostro serio cuando Valverde le preguntaba a su llegada al banquillo. Pero la mayor desgracia para el Barça llegaría en el 70′. Una carrera por la banda derecha entre Aspas y Umtiti dejó al francés tirado y lesionado. El mejor del Celta en el partido aprovechó el desajuste en la defensa azulgrana y le dio el pase de la muerte a Maxi Gómez, que puso el 2-2.

Quedaban 25 minutos y el partido estaba como comenzó. La segunda parte respondió a las expectativas que dejó la primera y únicamente la falta de acierto y la inspiración de los porteros evitó que hubieran más goles. Paulinho a portería vacía tras regatear a Rubén, Piqué al palo tras recortar al portero en una jugada ensayada y Messi de cabeza con el guardameta en el suelo desaprovecharon tres ocasiones de oro para poner el tercero. Simultáneamente al huracán Barça, la tormenta del Celta golpeaba con peligro y Ter Stegen, otra vez, sacó el brazo en una intervención prodigiosa en un mano a mano con Maxi Gómez. Alcácer, de cabeza en el descuento, y Messi, con una falta en la última jugada del choque, tuvieron la oportunidad de darle la victoria al Barça.

Al final reparto de puntos en el Camp Nou con un excelente Celta de Vigo que pudo ganar ante un Barça que mereció más, gozó de numerosas ocasiones para vencer pero que le cuesta una factura muy cara. Partidazo entre el líder que se deja otros dos puntos y deja abierta la lucha por el título y el conjunto celtista que mantiene la buena tendencia en Liga.

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