El fútbol de Montilleta

Horarios, calendarios y demás medias verdades estivales

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A él, a mi querido Montilleta, ese que junto a mi padre compartía mis aprendizajes futboleros/futbolísticos, no le gustaría ver como su Valencia CF se conforma con ser cabeza de ratón un año tras otro sin dar la guerra que otrora se daba y en buena lid. Está por ver si esta conformidad perdura en el calendario de y va a la par de la que muestran nuestros vecinos cercanos de la Cerámica, nuestros acérrimos rivales de Nervión y algún que otro club más que parece no pretender inquietar a merengues y culés con la única intención de que a ellos tampoco les inquiete nadie más que su reducido grupo de iguales.

Es tema de controversia futbolera, que no futbolística, cada verano, pero no parece que sea nada más allá que relleno en periodos vacacionales porque un año tras otro, una temporada tras otra, no se producen variaciones sustanciales en su elaboración. Con la introducción del calendario asimétrico, otra novedad nada novedosa si se echa un vistazo a otras competiciones de nuestro entorno balompédico, la Liga pretende dar una mayor emoción a las jornadas finales y que la competencia sea la máxima hasta las postrimerías del asalto 38 del combate.

Obviamente, esa emoción va fundamentalmente dirigida a los puestos altos de la clasificación puesto que en las últimas temporadas venimos asistiendo a un distanciamiento constante entre un grupo cabecero muy destacado, básicamente formado por Real Madrid, FC Barcelona y At. Madrid, unos cuantos equipos que se conforman, siendo ese pecado su misma penitencia, con ir alternando sus participaciones en Champions o Europa League. Son los Sevilla, Valencia, Villarreal, Real Sociedad, Athletic  Club, Betis… El resto parte con la idea clara de no descender, mantenerse cuanto más tiempo mejor en la Liga Santander y ejercer su papel de comparsa en la competición. El año que sale malo coquetean con el descenso, y el que sale bueno miran de reojo a las competiciones europeas.

¿ Es esta la tan cacareada Liga de las Estrellas? ¿Es este el modelo de competición que se pretende exportar? ¿ Se han buscado alternativas? ¿Se han estudiado posibilidades? No parece que la respuesta tengo visos afirmativos dado que estos temas no pasan de ser meras especulaciones estivales y poco más.

Hay ejemplos más que de sobra si de verdad se quiere potenciar una Liga Santander más competitiva, más competida y por tanto más atractiva. En primer lugar, habría que plantearse seriamente si el modelo actual con el binomio Barcelona-Madrid, ya sin la dualidad Cristiano-Messi sustento básico de dicho sistema dual, es bueno, hablando a largo plazo, para que el espectáculo mejore. A nivel comercial, ligas como la Premier o la NBA, pertenecientes a países paradigmas del “bussines is bussines”, son más competidas, más atractivas y por ende, más vendibles. Otras ligas, lejanas en calidad a la española, léase Bundesliga, toman un  camino diferente en cuanto a la igualdad de la competición pero nos ganan en cuanto a asistencia a los campos con una políticas de precios y de cuidado a sus abonados mucho mejores que las que vemos por aquí. Gradas familiares, gradas de animación, precios populares, horarios adecuados, son muchos de los factores en los que la competición teutona nos puede enseñar un camino diferente.

Son varias las temporadas en que viene dándose una consecuencia muy directa de la formación de ese grupo de equipos que solo aspiran a no descender. Algunos de ellos llegan al parón navideño con mucho que remontar y pocas posibilidades de permanencia con lo que ello supone de adulteración de la contienda futbolística. ¿Es la reducción de equipos la solución? Habrá detractores y defensores de la idea pero es evidente que una Liga de 18 equipos dejaría más fechas libres para poder elaborar un calendario más sensato y poder realizar todas aquellas actividades promocionales que tanto parecen gustar a los actuales rectores del fútbol patrio.

El factor pecuniario también es básico y en eso coinciden todas la competiciones que queramos mirar de nuestro entorno. Un mejor y más proporcional reparto de los ingresos equipararía las posibilidades de todos los conjuntos y ello redundaría en beneficio de todo y de todos. Todo esto unido a la disminución de equipos daría como resultado una pugna con mayores dosis de igualdad y una mayor capacidad de todos los equipos para adquirir y/o retener a sus mejores jugadores cuando el pez grande intenta comerse al chico.

@VicentSarrion

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