Freemason’s Tavern: el origen de todo

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“El futbol es tan viejo como el mundo…

la gente siempre ha jugado alguna variante de futbol”

Josep Blatter, Ex Presidente de la FIFA

 

“Los británicos no inventaron nada: los egipcios, los chinos

o los aztecas ya practicaban formas remotas de fútbol

antes de que la reina Victoria se bebiera su primer gin tonic”

Editorial del #35 de la revista Panenka

 

Quizás no haya ejercicio más inútil y más difícil para un historiador que establecer el origen de algo, pero siempre resulta divertido. En una época obsesionada con las fechas, donde todos los días hay algo que celebrar, es extraño que no haya una para conmemorar el nacimiento del deporte más popular del orbe. Quizás sea mejor así, pero hacer el ejercicio de establecer una génesis nunca es malo. Si nos damos a la tarea de poner una fecha específica esta sería el 26 de octubre de 1863. Malas noticias para Blatter y la revista Panenka: los ingleses sí inventaron el futbol.

La fecha corresponde a la fundación de la Football Association (FA), la primera federación de corte nacional en la historia del balompié. La reunión fue, curiosamente, un fracaso. Once representantes de clubes y escuelas respondieron al anuncio que se encontraba en la revista semanal Bell’s life in London, donde se convocaba a todas los clubes y escuelas a encontrarse en el pub Freemason’s Tavern, situado en la calle Great Queen del centro de Londres, para establecer lo que serían las nuevas reglas para todas las instituciones que se jactaran de jugar al futbol. Esa fue la primera reunión de un total de seis, que se sucedieron en un espacio de 44 días, donde se llegó a una sola y definitoria conclusión: el futbol sólo se puede jugar con los pies.

Lo que era fútbol para aquellos caballeros ingleses que se dieron cita en la Freemason’s Tavern era un deporte muy distinto al que vemos cada fin de semana: los pases laterales eran mal vistos (considerados poco viriles), el saque de puerta y el tiro de esquina no existían, el árbitro no tenía silbato y no podía pisar el campo, y los penales llegarían casi dos décadas después. Un deporte que, dependiendo de dónde era jugado, sus reglas mutaban.

El afán regulatorio y universal de las reglas hechas por la FA terminaron en una disputa entre clubes y escuelas, que pensaban tener mejores formas y códigos que la institución vecina, y que terminaría por crear una serie de deportes nuevos: rugby, futbol americano, futbol gaélico, futbol canadiense y, el más popular de todos, el futbol asociación. Con más de 4,000 millones de seguidores en el mundo es claro que aquel que sólo es practicado con los pies ha sido el que mejor salió parado. El único deporte universal.

Antepasados

A pesar de lo atractivo que resulta situar los orígenes del fútbol en distintas partes del mundo: China, Japón, Mesoamérica o la Antigua Roma, la realidad quizá resulta menos romántica, pero sí que es interesante. La Soule, Hurling y Knappan fueron formas primitivas de jugar con una pelota, antepasados del balompié que operaban de un modo muy distinto al actual. Anglos y celtas son responsables de su creación y de su esparcimiento por todo el territorio británico. Ellos son los verdaderos ancestros de todo deporte que lleve como nombre futbol, aunque su apellido sea distinto.

En las diversas formas del fútbol medieval dos pueblos vecinos se citaban a la mitad del camino que los conectaba. El quid del juego era simple: para ganar había que llevar una pelota, fabricada con la vejiga hinchada de un cerdo, al otro pueblo. Valía prácticamente cualquier cosa: la violencia era la moneda de cambio y el uso de manos y pies era indistinto. Juegos donde no faltaban muertos y heridos. Para los ojos de aristócratas fomentaban la sedición, por lo que los persiguieron de manera vehemente durante siglos. Literalmente siglos: la primera referencia al fútbol medieval data de 1174, Shakespeare lo cita en El rey Lear y se tienen registrados juegos hasta finales del siglo XIX.

Cristianismo muscular

Las antiguas variantes del fútbol siempre fueron practicadas en espacios públicos y por cualquier persona, pero, conforme el control de la violencia por parte del Estado fue mayor, su poder de convocatoria fue menguando. Sir Walter Scott lo declaró muerto en 1815 pero el juego logró sobrevivir gracias a que pasó de las calles a las aulas de las escuelas victorianas.

Las escuelas inglesas de principios del siglo XIX, en las cuales sólo acudían los hijos de la élite, le encontraron un sentido moralizante al balompié, lo dotaron con reglas y lo convirtieron en deporte. Sus alumnos admiraban lo anárquico y violento que podía resultar el fútbol, y sus maestros vieron en él una forma de control en una época donde no era extraño que el ejército interviniera en alguna escuela para aplacar a sus exaltados alumnos. Todos los fundadores del fútbol asociación habían sido formados dentro esas instituciones.

Los británicos de aquellos tiempos, que vivían en el Imperio más grande e influyente de la época, veían con sus propios ojos el avance de ciencias como la medicina y la biología. La salud pública comenzó a ser un tema de interés primordial, la trillada noción de “mente sana en cuerpo sano” fue instituida por ellos. La salud física, psicológica y sexual de las juventudes británicas se volvieron temas centrales para la sociedad de aquella época, por lo que las instituciones formativas adquirieron un papel protagónico. Más allá de lo intelectual al Imperio le importaba la talla moral y física de sus hijos, lo que acabó por llamarse cristianismo muscular. El futbol, de ser proscrito y cosa de plebeyos, adquirió un papel central en la educación de los vástagos de la era victoriana.

Expansión

Para que el fútbol udiera ser adoptado más allá de las fronteras del Imperio Británico tuvo que venir un quiebre incluso más fuerte que prohibir el uso de las manos dentro del terreno de juego. Este fue de carácter económico.  La popularización del balompié durante las dos décadas posteriores a la fundación de la FA, hizo que este pasara de ser un simple pasatiempo a un negocio en constante crecimiento. Los dueños de los clubes, con tal de tener mejores equipos, y un negocio más rentable, empezaron a pagar con el fin de tener a los mejores jugadores. Así comenzaba la profesionalización del fútbol.

En un partido de la FA Cup de 1884 el Preston North End venció al Upton Park. Los del club derrotado denunciaron a los del Preston porque alinearon jugadores profesionales, algo que iba en contra de las leyes de la FA, pero era acorde a la realidad. La FA decidió expulsar al Preston North End y, como respuesta, más de 40 clubes decidieron levantarse en contra de la máxima autoridad del futbol en la Gran Bretaña.

En enero de 1885 los miembros de la FA decidieron aceptar la inevitable profesionalización del balompié y este cambió de forma definitiva, nunca más un equipo amateur jugaría la final de la FA Cup. Los clubes que abrazaban el amateurismo tenían una particularidad que los hacía incompatibles con la nueva realidad del futbol: eran clubes elitistas y aristócratas que escogían a sus miembros y jugadores por su estatus social, sin importar en lo más mínimo su desempeño dentro del terreno de juego; su naturaleza excluyente los puso ante una encrucijada: profesionalizarse o desaparecer.

Por el contrario, los dueños de esos clubes que apoyaron la profesionalización del fútbol desde un principio eran, en su enorme mayoría, pertenecientes a las clases medias liberales que impregnaron al balompié de su mentalidad, la que estaba más apegada a los nuevos valores sociales y científicos de su época. Fueron ellos los que propagaron la profesionalización del futbol y, con ello, lo transmitieron a las clases más menesterosas. Para los más pobres era mejor ganarse la vida dentro de un terreno de juego, que en una de las obscuras e insalubres fábricas que fueron apareciendo durante la segunda mitad del siglo XIX por todo el territorio británico.

Esas clases medias, que se dedicaban al comercio y eran el pulmón burocrático de la Gran Bretaña, fueron las que hicieron del futbol un deporte global; fueron las que comerciaban con las clases burguesas de otros países, que eran profundamente anglófilas, y con las cuales comenzaron a jugar al futbol. Aquellos burgueses de ultramar abrazaron el que creían que era el deporte inglés por excelencia, el que, pensaban, portaba algo del código moral del Imperio que tanto admiraban.  Fueron esas clases privilegiadas de los países no angloparlantes, las que bajo las reglas universales de la FA, fundaron la FIFA. Como dice el trillado y viejo adagio, el resto es historia.

@Ricardoguajiro

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