Tropezar y levantarse

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Hubo una vez, hace muchos años, un sabio que afirmó que los seres humanos somos la única especie en el mundo que tropieza dos veces en la misma piedra. En realidad, no se sabe quien afirmó tal sentencia, aunque, generación tras generación, las personas hemos ido dándole la razón a través de errores continuados, de no aprender de nuestras vivencias. Este pensamiento crítico lo podemos extrapolar a cualquier ámbito de la vida actual, y el fútbol no iba a ser menos.

El Villarreal CF acabó la temporada pasada -la 18/19- salvando la categoría casi sobre la bocina. Era la penúltima jornada frente a un Eibar ya salvado. La culminación de un objetivo liguero que jamás tuvo que darse en comparación al presupuesto invertido para confeccionar una plantilla que tenía que mostrar un nivel muy alto en Europa, que era el mantener la división. Un descalabro total que partía de un denominador común: la fragilidad defensiva. La misma fragilidad y los mismos errores que, tras 3 meses de verano, siguen afincados en el Estadio de La Cerámica. Es decir, el Villarreal parece que esté tropezando, otra vez, con la misma piedra que casi le hace descender.

Sin embargo, en este inicio de curso hay muchos matices que dan a pensar que el Villarreal actual no es el mismo que el del año pasado. Teniendo en cuenta que aún es la jornada 3, cabe destacar que este Villarreal es un auténtico torbellino ofensivamente. Es capaz de lanzar contras tan verticales y directas a la par que te triangula en zona de 3/4 sacando una sonrisa al espectador rival. Como resultado, el Villarreal es el segundo equipo más goleador en estas 3 primeras jornadas con 7 goles en su haber -a más de dos goles por partido-. Sin embargo, tal nivel ofensivo no se corresponde con el defensivo, y no será por planificación deportiva.

Al acabar la temporada, si una cosa tenía clara Calleja era que tenían que reconvertir el sistema defensivo. Para eso, se trajeron hasta 4 nuevos jugadores para la zaga amarilla, y todos de gran nivel. Pau Torres, central izquierdo, viene de hacer una tremenda campaña con el Málaga; Raúl Albiol, central derecho, cuenta con su experiencia para ser el líder ya no de la defensa, sino del equipo; Rubén Peña, lateral derecho titular con Mendilibar en el Eibar; y Alberto Moreno, suplente con Klopp en el Liverpool campeón de Europa. 4 grandes defensas para cambiarle la cara al equipo, aunque el plan aún no esté funcionando.

Viendo los partidos del equipo de Calleja, da la sensación que la única forma con la que el Villarreal no pasa apuros y tiene controlado el partido es con la pelota, teniendo la posesión. Los interiores se meten por dentro y se juntan a Iborra y Cazorla, además de los desmarques de apoyo tanto de los delanteros como de los laterales. El sistema ofensivo está tan claro y lo tienen tan asumido que, a su vez, se convierte en su sistema defensivo. Si no llegan a jugar y pierden la pelota, la sensación de fragilidad en cualquier centro, triangulación o balón parado es muy evidente.

Estamos hablando de un Villarreal de contrastes, entre ataque y defensa. Si hemos hablado de uno de los equipos más goledores de la liga -en pretemporada también hubo un gran saldo de goles-, que incluso ha recuperado a jugadores como Gerard Moreno (3 goles) o Moi (2 goles), también hablamos de uno de los equipos más goleados de la liga, con 8 goles. 7 a favor y 8 en contra, como conducir un Ferrari sin frenos. Además, el potencial ofensivo es tan claro que en todos los partidos hasta la fecha, el Villarreal se ha adelantado en el marcador. En todos. Contra el Granada, Levante y Madrid. Pero, a la vez, no ha sabido mantener el resultado en ninguno de los tres partidos. De nuevo, contrastes.

El Villarreal que estamos viendo esta campaña no es el del año pasado, y salta a la vista, aunque siga tropezando en las mismas piedras. Este año tiene, en su potencial ofensivo, su principal baza para conseguir el mejor puesto posible en liga y tiene, como deber, que levantarse del tropiezo defensivo del año pasado. En su mejora defensiva pasará el cosechar grandes resultados. El fútbol, como todo en la vida, es tropezar y levantarse, aprender de nuestros errores.

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