A nadie sorprende ya que el Dépor anuncie la destitución de un entrenador a mitad de temporada. De las últimas 8 campañas, tan sólo en dos de ellas ha comenzado y terminado el mismo entrenador. Un dato que, sin duda, es escalofriante.
El pasado 2 de julio, Juan Antonio Anquela se hacía con los mandos del banquillo del Deportivo. Un míster veterano que conocía de sobra la categoría y que, probablemente, estaba ante los mayores retos de su carrera. Ascender con un equipo que la anterior temporada se quedó a las puertas. A esa presión había que añadirle los problemas económicos que iban a provocar una plantilla peor preparada, a priori.
Anquela nunca fue bien recibido por los deportivistas, no llegó a convencer en ningún momento de la pretemporada. Hasta sus esfuerzos por evitar la presión con la palabra “ascenso” se convertían en una crítica más. Es cierto que el Trofeo Teresa Herrera pareció convencer a algunos, aunque no fue suficiente. Eso sí, al menos sirvió para que el deportivismo fuera al Abanca Riazor con más actitud de cara al primer partido de Liga, ante el Oviedo. Un encuentro en el que se ganó a duras penas tras “haberse dejado” empatar un 2-0 a favor. No obstante, la temporada comenzaba con 3 puntos en el bolsillo.
Nueve jornadas después, el Dépor no ha vuelto a ganar. Solamente ha sumado 5 empates, 8 puntos en total. Es verdad, que entre esos partidos ha tenido que visitar a los tres equipos recién descendidos, pero la imagen del equipo fue totalmente devastadora para el aficionado blanquiazul.
En los enfrentamientos como local se veía una mejor imagen, sobre todo en las segundas partes, aunque nunca fuera suficiente para convencer. Además, por mala gestión, mala suerte, presión añadida, etc, los balones no entraban en la portería rival y una jornada más el Dépor no veía victoria. El día que la mala racha podría haber cambiado, la caída fue aún más dura con el empate del Numancia en la última jugada del encuentro tras ir ganando 3-1 en el minuto 88.
¿Por qué se ha esperado tanto para esta destitución?
Tras lo explicado, que parecía señalar en todo momento a Anquela la puerta de salida, ¿por qué se ha esperado tanto para esta destitución? En primer lugar, por el orgullo de Carmelo del Pozo, al igual que le pasó la temporada pasada con Natxo González. Era un entrenador por el que él apostó y, además, quizás era buena idea esperar una reacción tras los últimos fichajes.
Aun así, da la sensación de que Anquela se va tras ver una de las mejores versiones del equipo, ante un equipo que está en puestos altos de la clasificación, el Almería. Muy probablemente la idea fuera echar a Anquela antes, pero las jornadas entre semanales hicieran esperar, ya que traer un entrenador nuevo un lunes para tener que viajar el miércoles parece algo precipitado.
Sea como sea, Anquela ya es historia en el Dépor, dónde se abre una nueva página con Luis César, el nuevo candidato a una destitución sin remedio.