El banquillo del Salamanca siempre ha estado muy cuestionado. Este mismo verano pasaron por el puesto, José Luis Trejo, finalmente sin la licencia para poder entrenar, pasó directamente al departamento de inteligencia deportiva del club.
Más tarde cubrió el puesto, Chiquimarco, destituido tras tres días en el cargo y después vino el ya fiel, Pablo Cortés. El técnico charro siempre al pie del cañon, se encargo del equipo hasta que por la supuesta poca identidad de juego y atrevimiento con la plantilla, es destituido y queda en su lugar, el segundo entrenador, Rafa Dueñas, hasta ahora técnico no oficial del conjunto charro.
Parece ser que por el momento se cierra otro momento del culebrón salmantino, llega el mítico Aitor Larrazabal. El entrenador vizcaíno, apodado Chupete, llega al conjunto charro con un solo objetivo, jugar playoff de ascenso.
Aitor Larrazabal ya es todo un experto en los play-off. Sin ir más lejos, la pasada temporada con el Barakaldo. El ex-futbolista dedicado toda su vida como profesional al Athletic de Bilbao, ya ha pasado por cinco clubes. Tres de ellos del mismo grupo, el segundo, en el que actualmente se encuentra el Salamanca.
Firma hasta final de temporada y llega con su segundo de confianza
Según informaba Pablo Acebo, el técnico había firmado hasta junio de 2020 con renovación automática si se clasifican para puestos de play-off. El vizcaíno ha impuesto que venga con un segundo entrenador de su plena confianza, Jorge Perona.
El sub-campeón de la Primera División de España, en el año 1998, dejó su puesto en el Athletic en 2015 por discrepancias e injerencias en su trabajo en el club zurigorri. Ahora tras las salidas de anteriores entrenadores del conjunto charro, también alegadas con los mismo motivos, espera encontrarse un ámbito positivo y de confianza con el que ganarse ser entrenador del Salamanca durante más años.
Ha desempeñado papel de futbolista en el Bilbao Athletic del año 1989 a 1991 y en el Athletic de Bilbao del 1990 al 2004. Como entrenador ya le conocen en Gatika, Lemona, Marbella, Amorebieta y Barakaldo.
En sus años como profesional, fue un experto tirador de penaltis y faltas. La fuerza del lateral izquierdo taladraba las redes del adversario. Ahora con 48 años llega a la ciudad de Salamanca para llevar al equipo hacia lo más alto.