Han tardado en la UEFA en verle, como se dice en el refrán, las orejas al lobo. Desde el máximo organismo del fútbol europeo nunca se había tomado como real la amenaza de varios clubes de que se organizase una Superliga europea al margen suyo. De hecho lo que la UEFA había hecho eran amenazas veladas a esos clubes, al mismo tiempo que mostraba cero intención de modificar el actual formato de la Champions.
Sin embargo ahora Aleksander Čeferin, presidente de UEFA; parece ha cambiado de idea. Ahora siente que la Champions, la joya de la corona y considerada la mejor competición de clubes del mundo, corre peligro ante las ansias, sobre todo económicas, de los grandes clubes europeos. No hay proyectos aún sobre la mesa, pero sí ideas que son bien acogidas por UEFA cuando eran despreciadas no hace mucho. El principal problema viene con los horarios. Esos clubes quieren que los partidos continentales se jueguen en fin de semana. Algo que la UEFA no puede hacer. Ahí sabe tendrá siempre la oposición frontal de absolutamente todas las federaciones nacionales, que son al fin y al cabo, las que más mandan.
Cambiar la fase de grupos por una clasificación única
Por eso Čeferin quiere llegar a una solución de consenso con los clubes europeos. Éstos, al fin y al cabo les interesa tener más dinero y la solución para que haya más dinero de TV es que haya más partidos. Es una cuenta matemática simple, pero que también puede sobrecargar más aún los calendarios. Su nuevo boceto implica que a la fase de grupos le sustituya una nueva clasificación total con los 32 equipos. No jugarían todos contra todos, sino que cada equipo jugaría un mínimo de ocho encuentros, por los seis de ahora.
El boceto de este posible nuevo formato para la Champions está muy en pañales. Pero parece que los ocho primeros avanzarían a octavos de final y renovarían clasificación para la siguiente edición. Los ocho siguientes se clasificarían también, pero sin plaza asegurada, los siguientes ocho se irían a la Europa League y los ocho últimos quedarían eliminados. No obstante todo está aún en fase de conversaciones. Ni siquiera se ha elaborado algún documento oficial, ya que primero Čeferin quiere tener suficientes apoyos para no «enfadar» a nadie, de forma que esto va para largo.