Radomir, te quiero

Un adelantado a su tiempo, dirigió el tránsito entre el Atleti que nunca habíamos conocido y el futuro maravilloso que nos esperaba

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Cuando en la tarde de ayer, la desgraciada noticia llegaba a los aficionados del fútbol español, cuando la tristeza inundaba varias aficiones, Radomir se iba en silencio, camino de un lugar donde poder seguir enseñando todo el fútbol que tenía dentro.

Y es que, Radomir, era un grandísimo entrenador y una grandísima persona. Para lo que lo vivimos en nuestras propias carnes (poco, pero intenso) una educación y un respeto al aficionado al fútbol brutal. Pocas veces (o ninguna) se le podía escuchar hablando mal de algo y/o alguien, pero tampoco se callaba lo que pensaba.

Amante del fútbol combinativo, se le acusó de que sus equipos no sabían defender, pero defendían con el balón. Fue un adelantado a la época. No hacía falta que alzara la voz para hacerse respetar y era respetado por todos y cada uno de los jugadores que dirigió.

Si hablamos de Radomir Antic, hay que decir varias cosas. La primera, que fue el único capaz de entrenar a los tres grandes del fútbol español (Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid) y que lo hizo con una entereza propia de un espectacular entrenador.

En el Real Madrid, llegó para reflotarlo y lo dejó líder cuando Mendoza lo echó porque supuestamente no jugaba todo lo bien que él pensaba que tenía que jugar ese equipo.

En Barcelona, llegó, allá por 2003, con la imposible idea de enderezar un rumbo en un Barcelona a la deriva. Sin embargo, estuvo a punto de hacerlo. Si ustedes van a las hemerotecas verán que el Barcelona andaba lejos del Real Madrid en esa época y que en Europa le costaba encontrarse. Sin embargo, estuvo muy cerca de alcanzar las semifinales de Champions League y solo un gol de Zalayeta (Juventus) en la prorroga les dejó fuera.

La mejor obra de Radomir fue el Atlético de Madrid. Es sin duda, historia del club madrileño. Historia, pero de la buena. Aragonés, Simeone y Antic. Tres referentes y tres entrenadores que han cambiado la historia del club madrileño. Para mi generación fue el tránsito entre el Atleti que nunca habíamos conocido y el futuro maravilloso que nos esperaba con Simeone. Y era un Atleti derrotado y derrotista. No nos creíamos lo que nos contaban los mayores. Ni siquiera creías a tu abuelo cuando te contaba que un día estuvo en Bruselas y que cuando éramos campeones, un defensa del Bayern la metió desde 50 metros (siempre exagero aquel detalle). Ni cuando tu padre te contaba que no hace tanto éramos mejor que el Barca y tan bueno como el Madrid.

Y entonces, un verano, llegó Radomir. Y tú, que habías vivido con sufrimiento que el equipo estuviera a punto de jugar la promoción en Sevilla o como se salvaba en el Calderón contra el Rayo en la última jornada, te ilusionabas. También es cierto que tú te ilusionabas todos los veranos y que los fichajes de este año tampoco eran tan importantes como para lanzar las campanas al vuelo. Pero eras un niño, y te ilusionabas.

Entonces, el yugoslavo, trajo un jugador desconocido, un tal Pantic, del que luego supimos que Gil no quería traerlo y Antic se puso tan cabezón que le propuso pagar el fichaje de su bolsillo. Ese era Radomir. Creía en algo y lo peleaba hasta el final. El resto de la temporada es historia. Molina, Toni, Solozábal, Santi, Geli, Vizcaíno, Caminero, Simeone, Pantic, Kiko y Penev. 1-4-4-2 en rombo. Un equipo que ganó Liga y Copa y un Radomir diciendo en la última jornada que era justo ese campeonato (a nadie se le olvida el gol de Biagini en Tenerife y el suspiro de Radomir).

Pero no solo fueron históricas solo esa temporada. La casi remontada en la Supercopa contra el Barça de Ronaldo en la antigua Peineta y algo que no se le valora lo suficiente: el Atleti en Europa. El asalto a Dortmund y la eliminación cruel contra el Ajax. Siempre pensamos que Radomir nos quitaría el dolor de Heysel. Pero no pudo ser. Cerca estuvo de alcanzar las finales de la Copa de la UEFA. Pero no pudo ser. Y aún así, fue. Fue amado por toda la afición que le ha convertido en leyenda y que no le olvidará jamás como uno de los mejores entrenadores de la historia del Atleti, pero sobre todo como la persona que devolvió la ilusión y la grandeza a un club histórico que pasaba por horas bajas.

También se debe hablar del Radomir amante del fútbol. Aquel que, por entonces, no tenia banquillo y un servidor se encontró en el antiguo estadio Vistalegre donde jugaba Estudiantes. Allí, un joven iluso le proclamaba a los cuatro vientos y con una ilusión radiante el fichaje de Gronkjaer por el Atletico de Madrid. Radomir, en un alarde de sabiduría y datos, nos dijo, en su español, Gronkjaer ha metido un gol en los últimos 20 partidos, no va a resolver los problemas de nuestro Atlético de Madrid, desgraciadamente. No es un jugador determinante. Ya veréis. Nos trato como si fuéramos sus hijos, hablamos de fútbol y nos puso los pies en la tierra con ese danés que venía a salvar al Atleti. No se equivocó.

Ese era Radomir. El mismo que si te cruzabas con el con tu camiseta del Atleti te sonreía, aunque no te conociera. Ese que cambió la historia de un club y que ayer nos dejó para siempre.

Bah, dejarnos es una forma de hablar. Siempre te vamos a recordar. Radomir, Te quiero.

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