El partido fue exactamente lo que se podía esperar antes de que el árbitro pitase el comienzo del mismo, entre dos equipos hundidos anímicamente, que jugarán la próxima temporada en la Liga Smartbank salvo una concatenación de circunstancias altamente improbables. Sin ilusión, sin público, y con el asfixiante calor húmedo del verano de Barcelona. el encuentro fue un cúmulo de despropósitos.
El Espanyol trató de llevar la iniciativa en el juego, aunque solo fuese por el anecdótico hecho de ser el equipo local, pero ante un Leganés bien pertrechado en su propio campo fue incapaz de hilvanar juego en fase ofensiva. Los hombres de Rufete abusaron del balón directo hacia Raúl de Tomás, con envíos que llegaban directamente a Cuéllar. Las pocas veces que conectaron con el ariete madrileño, este se encontraba en fuera de juego.
El Leganés propuso todavía menos que los ‘periquitos’. Solamente un par de incursiones de Rosales por el lateral derecho supusieron un mínimo peligro para la meta de Diego López. No sucedió absolutamente nada más. Dos remates a puerta en toda la primera parte entre ambos equipos (del Espanyol, uno a puerta sin peligro, y otro desviado), un córner (para el Leganés), y ninguna tarjeta amarilla.
Si algún iluso, como quien escribe estas líneas, pensaba que en la segunda mitad el panorama podría cambiar, se equivocaba. Ambos equipos ya parecen haber bajado los brazos en el objetivo de la permanencia, aunque su descenso todavía no es matemático. Sin embargo, en el minuto 53, un buen balón diagonal dejó, a Jonathan Silva solo delante de Diego López. El lateral argentino, a pesar de no realizar un buen remate, batió al portero para hacer el 0-1 y dejar al Espanyol más cerca de la Liga SmartBank.
La reacción de los locales fue inmediata, aunque tímida, con un disparo de falta de Raúl De Tomás que despejó Cuéllar con algún problema, y otro intento posterior de Embarba que se fue por encima de la portería. No obstante, el conjunto catalán demostró tener muy pocas ideas en ataque y seguramente ninguna esperanza en que la salvación sea posible. Una de las últimas opciones la tuvo De Tomás, que consiguió batir a Cuéllar en el minuto 70, pero el tanto fue anulado por claro fuera de juego.
El Espanyol intentó hasta el final el empate, pero sin lograr crear claras ocasiones ante un Leganés muy sólido. De hecho fue el cuadro de Aguirre el que estuvo más cerca, si se puede decir que alguien estuvo cerca, de marcar ampliando su cuenta. Y es que el Espanyol estaba desquiciado y Calleri se autoexpulsó con dos amarillas consecutivas por protestarle una acción a Cuadra Fernández.
Aun así ese no fue el triste final al partido. A pesar de defender con cinco atrás, el Leganés concedía mucho atrás y De Tomás perdonó un gol, tras pase de Cabrera, que en condiciones normales no haría. Fue la última de un encuentro que deja a un Leganés que quiere creer y a un Espanyol esperando la confirmación matemática de su descenso.