Cuando el pasado verano el Tenerife firmó a Bruno Wilson lo hizo pensando en que lograba para su zaga un central que aportase seguridad y contundencia. Lo cierto es que su nivel, una vez comenzó la temporada distó bastante de aportar ninguna de las dos cosas. Aun así, con evidentes problemas en defensa, el luso siguió contando con muchos minutos, pero con un rendimiento que, en los mejores casos, era de aprobado justito.
Con la llegada de Ramis y su debut en Almería, Bruno Wilson repitió en el once, pero ahí se lesionó. Estuvo fuera del equipo casi tres semanas en las que Ramis, al igual que con otros jugadores como Fran Sol por ejemplo, ha hecho hincapié en el plano psicológico e individual de que recuperen el nivel que se les presuponía al llegar al equipo. Y parece que lo ha conseguido.
Independientemente del gol anotado ante el Girona, el partido de Bruno Wilson frente al Girona dejó muestras de lo que se «vendió» era el jugador al llegar a la isla. Un central seguro, contundente, que aporta sobriedad y seguridad. Si además logra ser importante en el balón parado ofensivo, pues supone un extra más. Ahora solo falta que esta versión del portugués se extienda en los próximos partidos y no haya sido todo un simple espejismo.