El Napoli aún no dice su última palabra

El Napoli volvió en sí mismo para mantener la veloz carrera en la Serie A. Casi llegando al ecuador del campeonato, los del sur de Italia truncaron su mal momento para obtener oro de Milán. Este triunfo (0-1) significa recuperar sensaciones a costa de un Milan que no tuvo para nada su día. El tempranero tanto de Elmas y el gol anulado al final a Kessié fueron el colmo para un equipo que no tuvo para nada su día. El título, más que abierto.

Desconcierto milanés

Tras un estupendo comienzo de temporada, los tres últimos partidos sin ganar llevaron al Napoli de la punta al cuarto lugar en cuestión de semanas. Las necesidades, por su parte, del Milan eran claras: no alejarse del Inter (que acabaría más líder tras esta jornada). Sin embargo, en el cruce de ambos objetivos, la fuerza napolitana pegó más fuerte y mejor, aprendiendo mucho de su última derrota en el Meazza. Oliendo que su rival no salió con las alarmas encendidas, Elmas aprovechó la dejadez de Tonali y Maignan para colar el balón al arco (5′). El golpe no inmuto para nada a ambos contendientes, con los ‘rossoneros’ incapaces de reacciones y los sureños tejiendo hilos sin oposición.

Aunque más que ser un show de fútbol que tanto acostumbra a dar el equipo de Spalletti, cierto es que no estaban plasmando todo su potencial. Ninguno de los dos, de hecho. Las lesiones afectan a ambos equipos al punto de que lo que prometía ser un partidazo de inicio a fin, promedio lo normal y poco atractivo. Por lo menos en este periodo, en el que Messias buscaba despertar a su equipo. Lastima que el brasileño primero ejecutaba sus acciones antes de pensarlas, permitiendo así a la zaga visitante ejercer labores sin complicaciones. Esto también era posible gracias a que Anguissa exhibió las razones de porque es uno de los grandes fichajes de la temporada. El posicionamiento, el control y la lectura del africano hicieron que el Napoli no pase apuros hasta el descanso.

Ejercicio de supervivencia napolitano

Obligado a dar una marcha más, el Milan trató de reaccionar en el complemento. Pioli mandó a estirar líneas, recuperar lo más alto posible y progresar mediante asociaciones en el último tercio del campo. Todo bien bajo el papel; sin embargo, lo último era cuasi imposible mientras su equipo permanezca estirado. Con Lobotka -manteniendo la línea de Demme antes- atando a Brahim y Ibrahimovic acorralado contra la defensa ‘azzurra’, las ofensivas locales se esfumaban apenas intentaban conectar. La vida seguía siendo igual para el Napoli, con el cambio de que ahora disponían de huecos para perforar. Las incorporaciones de un incansable Malcuit, las zancadas de Lozano y la visión de Zielinski tuvieron contra las cuerdas al subcampeón italiano por buen rato.

Es más, por poco Malcuit culmina el encuentro cuando internada suya al área acabó con Tomori exigiéndose para que Lozano no anote. Tentaban los partenopeos con cerrar el choque cuando los melenses entendieron que se les acababa el tiempo y dedicaron sus esfuerzos a cargar el área. No era lo más ortodoxo, pero bastó para, de a pocos, empujar a su rival y voltear la partida a su favor. Con su escuadra al límite, Juan Jesús y Rrahmani -sobre todo el kosovar- se hicieron grandes para despejar bloquear todo balón. Y si bien el VAR los salvó, con polémica, del empate que puso Kessié en el final, lideraron la resistencia con sumo éxito. Descalabro, lo mismo, para un Milan agotado y renqueante; el mejor rival para el Napoli, que tiene mucho más por decir este año en el ‘Calcio’.

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