“Cielo e infierno”: El Alavés gana al Eibar tras un duro encuentro
El Eibar vio como se le volvía a escapar la oportunidad, y no pudo remontar tras un gol demasiado temprano
Previa: ‘Alea iacta est’
Hay partidos y partidos. Esto, un partidazo. Nada menos que la clasificación a una final, donde ya espera un UD Levante (6-1) ansioso para conseguir tocar (de nuevo) la gloria de Primera División.
Eibar y Deportivo Alavés, cercanos por territorio y divididos por corazón, enfrentaban la oportunidad de volver a donde pertenecen, donde tantas temporadas pasaron, y después de quedarse en el camino de la clasificación directa, Mendizorroza (e Ipurúa, donde igualaron condiciones con un 1-1), volverían a sentir los nervios a flor de piel.
Tras el empate en terreno ‘armero’, con un juego igualado e intenso digno de lo que estaba en juego, era obligado que el destino lanzase los dados en Vitoria. El Alavés, con prácticamente toda la plantilla al completo, contaba con doce jugadores, contando a su gran afición. El Eibar, en cambio, iría a contracorriente, pero con el cuchillo entre los dientes.
Ambos entrenadores plantearon que afrontarían el partido sin miedos, sin nada que perder y con intensidad. Sin duda, una final adelantada, en un escenario perfecto, y con dos equipazos dispuestos a luchar por todo.
Primera parte: Rebbach y la final
Nada más y nada menos que en la primera jugada, influidos por la presión o por los nervios, pudimos observar como el Alavés daba la campanada en el minuto 1 ante un Eibar atónito. Luis Rioja completó dos regates clave para centrar y dejarle el balón bombeado a Rebbach para poner el 1-0 de cabeza.
El planteamiento inicial de los de Guipúzcoa se rompió por completo, si bien ya se advirtió agresivo, los de Gaizka Garitano se vieron obligados a arriesgarlo todo a una carta.
Así, vimos como en cinco minutos, el partido se volvía loco, y el Eibar comenzó a atacar la portería de Zidane sin escrúpulos, aunque encontrándose constantemente con un Alavés sólido y con las cosas más claras.
La contundencia ‘babazurra’ aumentó la impulsividad de los de Garitano, que se apresuraban continuamente por chutar desde fuera del área ante la imposibilidad de cruzar el muro local.
El Alavés varió seguidamente entre el 4-3-3 (en ataque) y el 4-4-2 (en defensa), cerrando líneas y ahogando a Stoichkov, el gran artífice del empate en Ipurúa. Yanis Rahmani sí rompió en diversas ocasiones las líneas del Alavés, también con disparos lejanos, pero la frustración pasó factura durante más de media hora en ataque.
En cambio, en defensa, ambos conjuntos se mostraron muy maduros, y a pesar del gol inicial, el Eibar recuperó la compostura y mantuvo los contraataques de un Luis Rioja con un nivel de Primera.
Si bien el partido inició como un terremoto arrasando con todo, a medida que pasaron los minutos el planteamiento se volvió más conservador desde el banquillo de Luís García. Se encontraron cómodos manteniendo a los azulgranas en el medio campo y tuvieron pocas ocasiones, incluso cedieron la posesión para mantener al Eibar a raya.
A pesar del resultado, en la primera parte el Álaves recibió la peor noticia posible: la lesión del veterano Salva Sevilla, que notó las molestias en el talón tras caer en un balón aéreo. El Eibar intentó aprovechar también esos segundos de adaptación y concienciación, pero tampoco lo consiguieron. Nada se movió, y poco a poco, el Alavés fue ganando terreno y llegó desde las bandas.
Ya en el descuento, Rober Correa tuvo la más clara para los armeros. Cargó la pierna desde fuera del área tras un rechace y se encontró con un gran Sivera bajo palos. No se lamentó y el Eibar volvió a intentarlo, pero no hubo cambios en el marcador y terminó la primera parte con varios frenes abiertos.
El Alavés se creció en los últimos minutos después de cansar a los ‘eibarrenses’, aguantando y dejando espacio solamente para los tiros largos, sin mucho acierto. Y aun dominando la posesión, el Eibar sufrió un golpe moral precoz que debían remontar en el descanso, mental y físicamente, pues al parecer se prepararon cambios tras el mismo gol.
Segunda parte: Dicen que nunca se rinde(n)
Como en el inicio del partido, la locura se desató en el terreno de juego. Pareció olvidarse una primera mitad muy seria (en todos los sentidos) por parte de ambos equipos, y se gestó una revolución ofensiva.
El Eibar, con sus cambios, impulsó un poco más sus contraataques. Y los ‘babazurros’ presionaron mucho más, de nuevo aprovechando los primeros minutos. Mamadou Sylla fue la demostración de ello, casi robándole de los pies un balón a Luca Zidane en el 50′.
Stoichkov por fin encontró su hueco minutos después. El delantero eibarrense aprovechó un rechace y se quedó solo ante Sivera, pero el portero alicantino demostró coraje y se hizo grande para dejar con la miel en los labios al ‘9’. Sin duda, una de las más claras del Eibar en todo el encuentro, que pudo haber cambiado todo.
Justo en la hora de partido, Sylla, mucho más activo en la segunda parte encontrando el espacio, se vio en la misma que Stoichkov tras un gran pase filtrado. Encaró a Zidane, pero también se encontró con un muro de hormigón armado (nunca mejor dicho).
El Alavés comenzó a dominar momentáneamente las ocasiones, con Guridi aportando electricidad arriba, Sylla resolviendo inteligentemente y Rioja con la misma línea. La defensa del Eibar continuó contundente, pero más blanda que media hora antes.
El juego se dividió sobre los setenta minutos disputados, y ambos comenzaron a romper sus formaciones para, simplemente, sobrevivir a cada contraataque.
José Corpas fue el indicador de esto, pues tras una jugada de los locales y con una verticalidad increíble, los ‘armeros’ consiguieron otra ocasión clara. El extremo acabó con el balón en sus pies tras un rechace inesperado y remató rozando el palo.
Comenzó a pesar el cansancio y se pudo ver algún susto de por medio. Tras una caída, Abqar, se quedó sin respiración y no puedo continuar aunque intentó seguir. También salió lesionado Tenaglia debido al esfuerzo, y Garitano comenzó a mover piezas para refrescar al equipo.
En medio de la locura, a Rebbach lo tocó la varita del destino de nuevo, pero esta vez para fallar ante Luca Zidane y dejando abierto el partido.
Locura tras locura, cambio tras cambio, el Eibar intentó crear un entorno más ofensivo y arriesgado, pues a falta de diez minutos no encontraron el camino del gol. Los de Luis García probaban de tanto en tanto por la banda, y aunque cansados, buscaron el límite del riesgo para mantener el resultado.
A muchos equipos se les ha asignado la ya clásica frase “dicen que nunca se rinde”. En esta caso, ambos optaban al nombramiento de honor, pues a pesar del cansancio y de los constantes intentos dentro de la pelea, ninguno dio nada por vencido (ni por perdido) a falta de cinco minutos.
Así, con el público mordiéndose las uñas, llegó el tanto (2-0) de Asier Villalibre. El trompetista de Vitoria recibió un muy buen balón de Rebbach y, prácticamente sin presión, remató ante Zidane y clavó el esférico en el fondo de la red.
Sin más dilación, el chico que vino como un (gran) refuerzo, el toro, remató la eliminatoria y condenó al Eibar a un año más en Segunda División. Un final cruel para un club que se mantuvo en el ‘Top 3’ durante 38 jornadas, y que, sin embargo, cayó en Mendizorroza esta noche.
El partido también destacó por su limpieza y su espiritu luchador, sin brusquedades ni pérdidas de tiempo innecesarias, simplemente futbol y sin amonestaciones.
Los ‘babazurros’ vieron como los ocho (8) minutos de añadido eran la consolidación de todo el esfuerzo, con un Eibar luchador que no se dejó nada en el tintero, pero que no pudo con la presión de ir por detrás en el marcador los noventa minutos.
