Las claves del Espanyol de Ramis

Los dos partidos de Luis Miguel Ramis en el banquillo blanquiazul guardan rasgos comunes que vale la pena analizar para entender el nuevo Espanyol

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Asimetría en las bandas

El técnico catalán se ha adaptado a la naturaleza de sus laterales. Omar, brillante en lo defensivo, no tiene la misma capacidad de proyección que Brian Oliván, por lo que Ramis sitúa un extremo abierto en la derecha (Salvi en Huesca, Jofre ante el Elche) que supla las limitaciones ofensivas del marroquí, manteniendo así el punch por la banda derecha. Y en la izquierda, Brian goza de carta libre para gestar incursiones por todo el carril, a sabiendas de que ningún extremo puro entorpecerá su ruta, como mucho tendrá que lidiar con caídas esporádicas a banda de los hombres de arriba. Una asimetría, hasta el momento, fructífera en lo ofensivo, ya que todos los goles de la era Ramis se han derivado de las bandas.

Renunciar a la posesión

Dos partidos de Ramis, dos partidos que el Espanyol ha tenido menos el balón que el rival. He aquí una de las mayores señas de identidad del técnico catalán, el ceder la pelota al rival y que sea el contrario quien asuma riesgos en la construcción. La estadística de pases corrobora el cambio de modelo: en los catorce partidos de Luis García, el equipo promediaba una media de 438 pases por encuentro, mientras que en estos dos partidos, el Espanyol ha realizado 318 y 319 pases respectivamente (SofaScore).

Juego directo, plus de intensidad

Muy relacionado con el punto anterior, lo que hace el Espanyol cuando tiene el balón también cambia. Luis García intentaba construir desde atrás, pero a menudo tenía dificultades para superar las líneas de presión y salir con el balón jugado. Sin embargo, Ramis lo tiene claro: balón arriba del portero, choque aéreo, sobredosis de intensidad en la segunda jugada y construir el ataque o la defensa a partir de ahí. A pesar no tener jugadores muy altos en ataque, este Espanyol es mucho más vivo en los rechaces.

Gragera, pieza clave en el esquema

Uno de los grandes beneficiados por la llegada del tarraconense es José Gragera, quien lo ha disputado todo desde el cambio en el banquillo. En él, Ramis ha encontrado la prolongación de su tesis en el campo. Un jugador alto, de corte defensivo, posicional y capaz de sacar el balón jugado. Con el nuevo sistema, Gragera parece también haber mejorado su rendimiento. El asturiano se ha consolidado por delante de Keidi Baré como pieza angular a base de dos buenas actuaciones y a esperas de la recuperación de Pol Lozano. Con Luis García, su titularidad era algo muy difícil de predecir (4 de 14) y sus actuaciones, un cúmulo de altibajos.

El ataque del área rival

En ausencia de Javi Puado, los encargados de rematar los balones laterales son Pere Milla y Martin Braithwaite. Son los jugadores que garantizan la presencia ofensiva en el área contraria. Los tres goles de la era Ramis proceden de centros laterales. Casualidad o no, en todos ellos solo hay dos hombres esperando el envío dentro del área. Aunque es Braithwaite quien fija los centrales durante el partido, Pere Milla carga el área cuando caen balones desde las bandas.

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