Fernando Alonso está viviendo unos días algo agridulces con Aston Martin. Y parece que va para largo. Las noticias que llegaron desde el primer día de entrenamientos hasta el último Gran Premio en Bahréin trasladan un sentimiento de incerteza e inquietud sobre las prestaciones reales del AMR25.
Momentos de inquietud y muchas incertezas en Aston Martin
Mientras que los primeros días de test se centraban en explicar que las sensaciones eran buenas e, incluso, que Aston Martin había optado por capar un poco el monoplaza, ahora, con cuatro carreras ya disputadas, las preocupaciones han pasado al siguiente nivel.
Como si de fantasmas del pasado se tratase, Aston Martin ha encendido varias alamas, tanto a Fernando Alonso como a sus seguidores, quienes creían que este 2025 se iba a encauzar el camino antes de dar el salto definitivo en 2026. Pero cada vez hay menos certezas.
De hecho, en Shakir, el asturiano partía desde la 13ª posición, y a las dos vueltas, ya había caído a la 15ª a pesar de ganar una plaza en la primera curva. Además, durante el trascurso de la carrera, Fernando Alonso reportó en una radio que «de nuestro lado, la degradación es un 40%-50% mayor de lo esperado”.
Con este comentario dejaba entrever que no iba a ser una carrera fácil para Aston Martin, algo que tampoco fue durante el inicio del fin de semana, con un susto pocas veces visto. Y así fue. Tanto, que acabó siendo peor: Alonso terminó 16º, solo por delante de su compañero Stroll… y del Sauber de Bortoleto. Ya lo dijo el bicampeón en plena carrera: «Es como si el coche se estuviera muriendo en baja velocidad».
La degradación es aún mayor y el ritmo de evolución es lento, muy lento
Remontándonos a hace apenas dos años atrás (incluso entonces en Bahréin se logró un podio del asturiano y un sexto lugar de Stroll) y tras un prometedor 2023, Fernando Alonso tuvo una segunda mitad de temporada de 2024 cada vez peor. Desde el GP de Singapur, el español pudo terminar dentro del Top 10 en dos ocasiones, mientras que Lance Stroll no pudo sumar ningún punto después del GP de Hungría. El bicampeón del mundo explicó, encima, que no está siendo fácil ver dónde están los problemas.
El mejor diseñador de la F1 de todos los tiempos, Adrian Newey, llegó procedente de Red Bull; Enrico Cardile fue contratado de Ferrari y la operación está dirigida por Andy Cowell, el hombre que fue responsable de supervisar el proyecto de motor de Mercedes que dio a los de la marca de la estrella una gran ventaja en la nueva era turbo-híbrida. Pero desde Inglaterra se observa algo claro: por mucho que haya nuevos integrantes y personas de gran peso, las evoluciones no solo no llegan, sino que todo va muy lento. Y sin progresos.
Claro que al menos sobre el papel, Aston Martin tiene todos los ingredientes para triunfar, pero no es suficiente. Porque actualmente ocupa la séptima posición en el campeonato de constructores, por detrás de Haas y Williams. Fernando Alonso, hasta ahora, no ha sido capaz de sumar puntos, siendo 17º en la general con dos abandonos en cuatro carreras, y terminando 11º en el GP de Japón y 16º en Bahréin.
Son tiempos preocupantes también para Lawrence Stroll. En noviembre de 2024, la división de coches de calle de Aston Martin anunció un segundo aviso de beneficios en dos meses. Y en febrero de este año se anunciaron unos recortes de 170 personas en plantilla tras una caída de las ventas.
«Es como si el coche se estuviera muriendo»
La división de F1 no se ha visto afectada por la caída de las ventas de coches de calle, pero la falta de rendimiento asusta más de la cuenta en Silverstone. En este sentido, ya es sabido que la prioridad no es 2025. El verdadero objetivo es el coche del 2026, cuando entrará en vigor el nuevo reglamento técnico de la Fórmula 1. Esto significa que el equipo estará compitiendo las primeras carreras con el mismo monoplaza que inició la temporada, sin mejoras sustanciales, y lo seguirá haciendo también en Arabia Saudí.
«No tiene sentido. Sería hacer un coche nuevo y eso es imposible», reconocen desde el entorno del equipo. Las mejoras previstas para Imola podrían aportar un par de décimas. Lo justo para colarse en Q2, pero no para pelear por puntos con consistencia. En Silverstone lo saben y asumen que, tras este ciclo de carreras europeas, se abandonará el desarrollo del coche actual.
La opción más obvia sería pedir a Newey que echara un vistazo al monoplaza de esta temporada y ver si es capaz de encontrar una solución que le permita mejorar su suerte. Pero Newey no es de los que refinan el trabajo de otros (Dan Fallows) sino que es bastante más certero el que opte por no perder el tiempo en un monoplaza del que parece que no ha nacido como se esperaba, ni de lejos. Por tanto, la realidad es clara: Aston Martin no funciona, no es rápido, no puntúa… y Newey no va a ir en su rescate. Será un año difícil.