Había que ganar y el Barça lo hizo. El Barcelona se llevó un derbi y un título de Liga al derrotar (0-2) al Espanyol en Cornellà gracias a un gol de Lamine Yamal en el 53, un disparo impecable a la escuadra que rompió la apatía inicial azulgrana el ansia del conjunto local que luchaba por la permanencia, y a la sentencia de Fermín en el descuento.
La liga número 28 es la segunda en la historia reciente del conjunto azulgrana que celebra en el RCD Stadium, ante los conflictos de hace dos años cuando se produjo una invasión, el Espanyol conectó los aspersores para invitar a irse del terreno de juego a los azulgrana que no tardaron en enfilar vestuarios ante la insistencia también de un Hansi Flick que quería evitar problemas. Ya en el vestuario, se desató la gran fiesta.
La celebración tuvo tuvo al alemán como uno de los grandes protagonistas, también a Szcesny y Lewandowsky fumando y Raphinha enviando otro mensaje a las insinuaciones de dopaje. Las cervezas corrían por un vestuario eufórico que coreaba, saltaba y bailaba celebrando un título merecido tras un 2025 para enmarcar.
Szczesny lo celebró a su manera fumándose un puro con su amigo, el también polaco, Robert Lewandowski, mientras Raphinha envió de nuevo un recado al doctor croata Niko Mihic, con pasado en el Real Madrid, enseñando la venda de la mano a la cámara tras la acusación de dopaje.
En medio de la celebración y la euforia, Iñigo Martínez se acordó de Ferran Torres, recién operado de apendicitis, que no pudo estar presente en el vestuario con el resto de sus compañeros. El central, no convocado por sanción, se acordó del valenciano y no tardó en hacerle una videollamada desde el vestuario. En las imágenes que el propio Barça facilitó de los festejos, se pudo ver el teléfono del vasco desbloqueado y facilitando al valenciano que pudiera disfrutar con el resto de sus compañeros.
Siendo una fiesta no podía faltar el presidente Laporta que, junto al vicepresidente Rafa Yuste, bajó al vestuario para juntarse con los jugadores. A su llegada, el máximo mandatario culé se convirtió en el alma de la fiesta abrazando a todos los jugadores y apuntándose a la cerveza. «Me han rociado de cava, tienen música, son desacomplejados. Una maravilla», dijo exultante Laporta antes de abandonar el estadio del Espanyol.
Una gran fiesta a la altura del título logrado en la primera temporada de Hansi Flick en el banquillo. Un título de Liga que supone el tercero del a temporada de los azulgrana tras llevarse ante el Real Madrid la Supercopa de España y la Copa del Rey.