En el futbol hoy en día se juega con dieciséis jugadores, y preguntarán, pero si toda la vida se ha jugado con once ¿qué nos está contando? Pues estamos en el mundo en el que hay cinco cambios por partido y el mundo en el que si quieres mover algo lo tienes que hacer desde el banquillo.
Eso es lo que le paso al Valencia frente al Real Madrid, y lo que le viene pasando toda la temporada, los que entran son infinitamente peores que los apañados once titulares, y es que esto no es algo subjetivo sino objetivo: el valencia es el equipo que menos goles marca del minuto sesenta en adelante.
Por poner un ejemplo cercano, el otro día los cambios fueron: Guillamon, Canos, Dani Gómez y Jesús Vázquez; pues bien, Guillamon aparece en la foto de los dos goles y Canos en el segundo gol podríamos definir su aportación como falta de intensidad.
De ahí que desde los estamentos que rodean al club, que no desde dentro, se estén pidiendo refuerzos para un equipo que si bien el otro día compitió bien necesita de puntos más que de sensaciones para salir de donde está.
Y lo cierto es que los fichajes de momento no invitan al optimismo, se ha llegado a un acuerdo con Sadiq el cual ya está entrenando en la ciudad deportiva de Paterna; después de meses de filtraciones parece que se cae lo de Fresneda en el lateral derecho y por tanto se irá a por otro. Y se desconoce que otra pieza puede llegar.
Pero al fin y al cabo esto es verlo y tomárselo como quiera cada uno, aquí lo que perece es que después del mercado de verano desastroso con las incorporaciones que hizo el Valencia que no sirven siquiera de fondo de armario, sigue estando el director deportivo, ese que llegó en Champions y tiene al equipo en el descenso.
Por cierto, cerrando el artículo y volviendo al partido frente al Real Madrid, se han leído muchas cosas en estos medios, pero de parte de un presente que si vivió el partido in situ, y puede corroborar y contrastar porque ha hecho su trabajo, lo único que se le dijo a Vinicius es “tonto”, ni insultos, ni racismo, ni similares adjetivos que se tratan de colgar a una afición que fue ejemplar y tuvo pique deportivo con el rival.