A principios de este curso, en el Real Madrid existía un debate relativo a quién sería el dueño de una banda izquierda que, con el comienzo de la nueva temporada, tenía muchos candidatos para ocuparla. El primero de ellos, un Vinícius Júnior que venía de firmar la mejor temporada de su carrera, siendo decisivo y ganando Champions y Liga.
Sin embargo, esa también era la zona de impacto de un Kylian Mbappé que llegaba tras más de siete años de espera a La Casa Blanca, también partiendo como teórico extremo izquierdo. Y como actor casi terciario, estaba también un Rodrygo que durante las campañas previas ha demostrado en sobradas ocasiones un rendimiento mucho más influyente jugando en la izquierda.
Ancelotti da en la tecla para conformar el ataque perfecto
Tal era la aglomeración de talento por la banda izquierda, que muchos pensaban que Carletto se iba a topar con un problema a la hora de crear su frente de ataque. Sin embargo, casi seis meses después de que se juntase por primera vez el nuevo tridente blanco, parece que aquella posición por la que se presumía que pelearían los tres hombres de arriba, ha quedado huérfana.
Y es que a priori podría parecer que, ahora, todos quieren jugar por el centro. Un Vinícius que tiende a tirarse al carril de ‘8’ cada vez con más asiduidad, un Mbappé que parte en el dibujo como teórico falso ‘9’, y también un Jude Bellingham cuya posición de influencia gira en torno a la zona de tres cuartos, en una zona del campo que varía entre el costado izquierdo y el centro de la zona de ataque.
Algo que, por momentos, parece haber propiciado que el atasco ha pasado de la izquierda al centro. El ejemplo perfecto de ello, fue la primera parte del encuentro frente al Atlético de Madrid, en la que el conjunto blanco trató de penetrar sin éxito por el centro del campo a la zaga rojiblanca. Una serie de ataques en los que la banda izquierda quedó desierta y los cuatro hombres de arriba se concentraron en el centro.
Poco o nada tuvo que ver con la primera mitad lo que se vio en la segunda. Una segunda mitad en la que Vinícius y Rodrygo ocuparon sus respectivas bandas y Mbappé el centro. Así fue como el Madrid despedazó jugada tras jugada la telaraña defensiva se un Simeone que encontró en Oblak su única salvación ante el acoso y derribo merengue.
Un fútbol cada vez menos posicional para dar rienda suelta al ataque
Sin embargo, una de las grandes ventajas con las que cuenta Ancelotti, y con la que ha logrado dar en el clave, es con la versatilidad de los tres de arriba para ocupar cada una de las posiciones de ataque. Una versatilidad que propicia un intercambio constante de posiciones, en el que en ocasiones es Vini el que aparece por la izquierda, para posteriormente dejar ese espacio a Mbappé o Rodrygo para pasar él a ocupar su puesto.
Precisamente esta movilidad constante, en un esquema cada vez menos móvil por parte del Real Madrid, es precisamente una de las claves con las que el conjunto blanco logró desenmarañar el entramado defensivo rojiblanco. Los tres de arriba y Bellingham llegaban en tromba al área, y la zaga colchonera no sabía a cuál de las tres referencias ofensivas fijar, lo cual propició una ocasión tras otra.
Precisamente por ello, lo que en un primer momento parecía un problema a resolver, ahora puede ser el mejor arma del Real Madrid para abrir cualquier partido. Siempre y cuando, eso sí, Vini, Mbappé y Rodrygo sean capaces de coordinar sus ataques y sus cambios de posición, con el objetivo de desmontar cualquier defensa, aunque, eso sí, partiendo siempre de ataques por cualquiera de las dos bandas.