El partidazo que deparó la Copa del Rey en el Reale Arena entre la Real Sociedad y el Real Madrid quedó opacado en la primera mitad por un lamentable incidente que obligó al colegiado a detener el encuentro durante varios minutos, y activar el conocido Protocolo de Actuación sobre los Incidentes del Público que LaLiga y la RFEF activaron el pasado septiembre de 2024.
Un protocolo que activó el mismo José María Sánchez Martínez por su cuenta, tal y como indica el propio protocola, tras constar un comportamiento anormal en la grada. Un comportamiento que obedeció a los lamentables gritos de “Asencio, muérete”, que no es la primera vez que se escuchan en un campo de fútbol español. Sin embargo, los sucesos lamentables no habían hecho más que empezar.
Vinícius vuelve a estar en el foco de abusos racistas en un campo español
Sin embargo, por si lo acontecido en las gradas no estaba siendo lo suficientemente bochornoso, aún faltaba la peor parte. Y es que las cámaras de Movistar + captaron a la perfección una secuencia en la que Vinícius Júnior conversaba con el colegiado, y un aficionado de la Real Sociedad sentado en primera fila hizo ante la cámara evidentes gestos de mono.
Tal y como quedó grabado en el incidente de 2023 en Mestalla, y tal y como ha ocurrido en decenas de estadios a lo largo de los últimos años en los que el brasileño ha sido objeto de recurrentes y reincidentes abusos racistas. Una situación que, por mucho que haga referencia a casos aislados, sigue ocurriendo prácticamente en todos los estadios de España, mientras los grandes estamentos miran hacia otro lado.
El único caos en el que la justicia ha actuado hace referencia, precisamente, al lamentable episodio de Mestalla, en el que tres de los autores de esos insultos racistas fueron condenados a ocho meses de cárcel. Sin embargo, salvo esa excepción, el resto de los casos de abusos racistas hacia el futbolista del Real Madrid han quedado impunes.
Todo ello, a pesar de que LaLiga ha recopilado cerca de 30 denuncias por abusos racistas hacia Vini a lo largo de las últimas tres temporadas, generalmente ignoradas por parte de los órganos disciplinarios deportivos, las administraciones públicas, y los órganos jurisdiccionales a los que se denuncian los mencionados abusos.
Unas denuncias que ni siquiera se corresponden con la realidad, pues hace apenas dos semanas, Munuera Montero no recogió en el acta los cánticos de “Vinícius, muérete” en El Sadar. A pesar de que fue un cántico que prácticamente todo el estadio coreó al unísono. Un acto de violencia tras otro que se saldan de forma impune. Ni aficionados expulsados de los estadios, ni sanciones económicas, ni cierre de gradas. Una actuación que lanza un mensaje claro: ir al fútbol a insultar es gratis.
Inglaterra, el modelo a seguir en torno a los abusos racistas
No obstante, que en España no se aplique bien no implica que no haya mecanismos para acabar con este problema. Y en este sentido, Inglaterra da mil vueltas a España. No solo porque la Premier League actúa conforme a las normas establecidas por la FA, sino porque son los propios clubes los que hacen campañas contra estos abusos, y también actúan las Unidades Policiales en torno a estos abusos, además de que existen organismos como el conocido Kick It Out, que busca eliminar por completo el racismo del fútbol inglés, y lucha contra todo tipo de abusos en el deporte desde 1993.
Una organización que se encarga de recoger todos los abusos racistas que ocurren dentro y fuera de los estadios. Sin ir más lejos, durante la Eurocopa de 2021, la policía británica recogió un total de 600 denuncias por racismo hacia jugadores de la Selección Inglesa, que terminó con un total de 14 detenciones contra los autores de dichos abusos.
A mayores, la FA cuenta con un estricto protocolo contra la discriminación que actúa contra los incidentes racistas tanto en la grada como sobre el césped. De hecho, futbolistas como Luis Suárez o Cavani han recibido sanciones ejemplares por incidentes racistas, y decenas de aficionados han sido expulsados de por vida de los estadios. Un proceder para el que se necesita el apoyo tanto de las instituciones como de los propios clubes.
Una forma de proceder que no deja lugar para los abusos en el fútbol inglés, que se ha convertido en un espacio seguro para los protagonistas, y en el que se protege a la víctima en lugar del infractor, tal y como ocurre a menudo en el fútbol español. Un protocolo que demuestra que el primer paso para acabar con el racismo y todo tipo de abusos en el mundo del fútbol, es fundamental querer acabar con ello