La temporada de Fernando Alonso es una montaña rusa. Un día se permite sonreír, como en Hungría, pero al otro toca sufrir. Con más penas que alegrías, el asturiano ha tenido que aguantar fines de semana negros, como el de Spa, donde Aston Martin fue el peor equipo de la parrilla. En Bakú, entre tanta recta eterna y fuertes rachas de viento, la historia ha sido parecida para el bicampeón. Decimoquinto, sin ritmo y con una sanción, Alonso no ha podido sonreír en todo el fin de semana.
«Acabamos 15 y 17, por lo menos soy el 15 de los dos del equipo, hoy éramos el peor coche de la parrilla», sentenció el ovetense en DAZN tras terminar una carrera interminable y monótona donde se aburrió, en la parte trasera de la parrilla. Alonso echó de menos acción, que ocurrieran cosas para que se agitaran las posiciones y así paliar la falta de ritmo del AMR25 en las calles de Azerbaiyán. La carrera ya empezó torcida para él, cuando arrancó antes de hora, despistado por un error de Oscar Piastri, que accionó el embrague antes de hora.
«En esos momentos reaccionas a cualquier movimiento que haya delante de ti y desafortunadamente reaccioné a Oscar. Aunque no creo que cambiase en nada mi carrera, teníamos muy poco ritmo y la posición final es exactamente la misma”, explicó sobre la acción que le acarreó sanción cuando se apagaron los semáforos. Aun sin la penalización, terminar dentro de los puntos era una utopía viendo las prestaciones que ha ofrecido el monoplaza desde la primera sesión de entrenamientos libres.
“En Monza creo que fue un fin de semana muy extraño en cuanto a prestaciones, porque pensábamos que teníamos el último coche y clasifiqué dentro de la Q3, y en carrera esperábamos tener el último coche y estábamos luchando por los puntos. Esa es la anomalía, aquí pensábamos que teníamos el último coche y lo teníamos. Actuaciones como la de Monza suceden muy pocas veces”, añadió a los medios de comunicación presentes en el paddock de Bakú.
Pesimismo para lo que resta
“Esta vez teníamos el peor coche y no pasó nada, no hubo banderas, coches de seguridad, no hubo problemas de fiabilidad… solo sucede cuando estamos delante, pero esa es la tendencia del año”, ironizó sobre su temporada, donde la fortuna le está siendo esquiva. «Sabíamos que aquí íbamos a ser el último coche, en Las Vegas vamos a ser el último coche, en México vamos a ser el último coche… de las siete carreras que faltan, sabemos que en tres vamos a ser los últimos. Intentaremos pasarlas rápido, no dañar el coche y no poner al equipo en dificultades», expresó, con pesimismo, sobre lo que resta esta temporada.
«Hoy no pasó nada en la suspensión, como en Monza. Hoy no hubo coche de seguridad, no pasó nada, fue todo perfecto, es lo que pasa cuando estamos delante, ya estoy acostumbrado. Cuando llega un fin de semana que el coche no va bien, como este, hacemos las 51 vueltas ahí en la parte trasera, no ocurre nada e intentamos pensar en la siguiente». La próxima cita será en Singapur, un trazado urbano donde Aston Martin debería sentirse mucho más cómodo y donde puntuar será más fácil. “Volveremos a la normalidad, pero eso es entre el undécimo y el 15. Si tenemos un coche para hacer entre el undécimo y el 15, creo que sumaré puntos”. La mirada está puesta en 2026 y en que la temporada actual termine lo antes posible.