El Real Madrid se lleva tres puntos en un partido marcado por la poca intensidad de dos equipos que no se jugaban nada más que el prestigio, y por la dos “auto” expulsiones de los locales que inclinaron la balanza. Mbappé volvió a marcar, quiere el pichichi y quiere la Bota de Oro, como mal menor para la temporada de los blancos. Bellingham sentenció a cinco del final.
Real Madrid y Sevilla sin nada en juego
Lo que era un partido de los marcados en el calendario de la temporada para Sevilla y Real Madrid, un encuentro con historia, con rivalidad, y que podría haber sido un duelo de gran interés para ambos equipos en sus objetivos por el campeonato, llegó siendo un puro trámite para ambos equipos, con los locales salvados en la zona baja de la tabla, sin objetivos, y con todo un Real Madrid con los ojos puestos en el Mundial de Clubes. Pero eso sí, el partido tenía algo de picante, con un ambiente en Nervión de crispación por la año del equipo, y con los blancos teniendo que conformarse con intentar que Mbappé acabara pichichi y con la Bota de Oro.
Tarde en Sevilla que invitaba a la práctica del fútbol, con un Real Madrid dando minutos a los menos habituales, con un Jacobo que quiere demostrar que con la llegada de Dean Huijsen el cupo de defensas está completo y que no hay que fichar a nadie más, con un Fran García apurando sus opciones en una plantilla en la que parece se queda sin sitio, o con Modric enviando un mensaje a Florentino Pérez, que puede estar un año más. Y aunque sin nada en juego, la obligación del Real Madrid no cambia, ganar.
Y con este panorama comenzó un partido al que le faltaba algo, le faltaba el ritmo que y la intensidad que se espera e estos duelos, donde cada equipo buscaba dominar el partido más por calidad que por intensidad. Por eso extraña más que a los 12 minutos el Sevilla se quedara con un hombre menos. Fue un balón largo de Jacobo Ramón, que dejaba solo a Mbappé, pero muy lejos del área, pero Badé agarró al francés imprudentemente. El árbitro no dudó, y el VAR no lo rectificó.
El partido se puso a favor de los de Ancelotti, pero que tampoco se volvieron locos con la superioridad. El dominio del juego y la inferioridad numérica del partido parecían inclinar el campo hacia la portería del Sevilla, por pura inercia, y los blancos fueron acumulando ocasión tras ocasión, sin mucho peligro, pero sumando intento. Primero fue Endrick desde el perfil derecho, accediendo al borde del área y disparando con la derecha cuando Mbappé le pedía el balón en boca de gol. Atajó el portero. Después vino el golpeo desde fuera del área de Valverde que fue repelido por la defensa rival, y Tchouameni lo intentó al borde del descanso con la misma suerte.
Pero antes de esta última oportunidad, dos acciones pudieron cambiar el rumbo del partido. Mbappé se plantó delante del portero tras un gran pase de Modric. No acabó de controlar el balón, gracias a que Gudelj se encargó de incomodar todo lo que pudo. El francés disparó fuera.
Y mientras el Madrid vivía en campo contrario, el Sevilla casi caza. Jacobo Ramón te confió en un balón sin mayor peligro y García Pascual aprovechó para meter el pie y quedarse delante de Lunin. Quiso ajustar con el interior de la pierda derecha, al palo izquierdo de Lunin, pero se le marchó rozando el palo.
El Sevilla se borrar ante el Real Madrid
Inexplicable el inicio del segundo tiempo. Apenas había transcurrido unos segundos cuando Isaac, que había salido al campo en este segundo tiempo, entró de forma temeraria a Tchouaméni, con la plancha arriba a la altura de la espinilla, y además, lejos de retirar la pierna, insistió en el contacto. Fue el VAR quien avisó al colegiado, quien no dudó tras ver la pantalla.
Pasada la hora de partido y con dos jugadores más sobre en el campo, con el sevillismo protestando contra Del Nido, los de Ancelotti decidieron que era hora de ir a por el partido. Valverde la tuvo, pero la casó casi en la línea Gudelj. Luego llegó la de Mbappé, que se topó con el palo cuando buscaba la escuadra desde el perfil izquierdo dentro del área.
Y los 74 minutos, con el partido roto y con un Sevilla valiente en busca de dar la campanada, pasó lo que tenía que pasar. Mbappé recibió el balón fuera del área, con mucho espacio, y lanzó un trallazo raso, cruzado al palo largo del portero, para marcar el gol que ponía a los blancos por delante y para seguir opositando al pichichi y a la Bota de Oro.
Y a los 86 minutos, llegó la puntilla para dejar sentenciado el partido. Jugada de canteranos para que Bellingham sentencie: centro desde la izquierda de Víctor Muñoz, cabezazo en el segundo palo de Gonzalo, para que el inglés empujara a puerta.
El Real Madrid cumplió los objetivos, victoria y gol de Mbappé, pero se tomó el partido como un trámite y solo apretó cuando fue una obligación. El Sevilla se complicó el partido con dos expulsiones que se podrían haber evitado, pero no se rindió, fue valiente y quiso aprovechar la falta de intensidad del rival.