El primer partido del Real Madrid ante Osasuna bajó la euforia generada en este inicio de campaña. La lógica se impuso y los de Xabi Alonso acusaron los escasos quince días de preparación ante un equipo navarro más rodado y con un planteamiento muy conservador, pero que puso en dificultades al club blanco, quien apenas pudo generar ocasiones de gol. Era un partido que recordó a la pasada temporada, en la que las estrella debían aparecer para derrumbar un muro, y Mbappé apareció, pero Vinicius volvió a decepcionar.
Vinicius vuelve a decepcionar en el estreno
A medida que iban pasando los minutos, con un Real Madrid volcado en campo contrario, pero sin apenas generar peligro (como sucedía el año pasado, faltaba un 9 para fijar los centrales), se fue evidenciando que las individualidades debían ser quienes marcaran la diferencia, porque el bloque de Osasuna era muy compacto y apenas sin fisuras, así que tocaba apelar al talento individual, que para eso está, para marcar la diferencia cuando al equipo le hace falta. Debe ser un recurso más, no la única solución, como lo era el pasado año, pero sí un arma que equipos como el Real Madrid tienen.
Vinicius no dudó en asumir esa responsabilidad, pidió el balón constantemente, pero cada intento generaba más frustración. Tuvo jugadas de las que le gusta, con espacio suficiente para arrancar, para amagar, para irse por dentro, para irse por fuera… pero nada de nada.
Mbappé frustra al brasileño
El caso opuesto lo protagonizó Mbappé, que fue el mejor del Real Madrid en el partido, porque se movió por todo el campo, se movía, se ofrecía, regateaba, rompía líneas. Él solo se fabricó el penalti que a la postre supuso el gol y los primeros tres puntos de la temporada.
Su gran actuación no solo iba empequeñeciendo a Vinicius, el brasileño, por momentos, quería arrebatarle ese protagonismo al francés en muchas ocasiones sin sentido, buscando jugadas imposibles, disparos a puertas que sale uno de cada mil, que lo único que provocaban es que se fuera frustrando más y más.
La amenaza de Gonzalo
Xabi Alonso sabía lo que estaba pasando, y finalmente acabó sustituyendo al brasileño en la segunda mitad, después del parón para la hidratación, por Gonzalo. Un cambio que no gustó al jugador y que no es nada habitual de ver en el Santiago Bernabéu. Entró Gonzalo, que, a día de hoy, no es titular porque no tiene galones, y el entrenador tolosarra es el primero que sabe que los galones en el club son clave para mantener la estabilidad en el vestuario, pero el equilibrio y la frescura que necesita el partido se la dio el canterano, porque jugó más fácil con sus compañeros, fijó a los centrales, y entendió mejor lo que necesitaba el partido.
Es solo el primer partido de la temporada, es solo la primera toma de contacto, pero preocupa que, partido tras partido, Vinicius no sea capaz de mostrar nada más, de que caiga todos los días en los mismos errores, en que la ansiedad se siga apoderando de él, y de que no sea capaz de generar peligro. Y aunque es cierte que ha habido muy poca pretemporada, la otra estrella del equipo si estuvo entonado. Mbappé parecía que llevaba un mes de pretemporada respecto a sus compañeros y al brasileño. Y el francés supo que tocaba remar y que tocaba tirar de su equipo para lograr los primeros tres puntos sin importar el juego, y no solo se echó el equipo a las espaldas, resolvió el partido. Es lo que se les pide a las estrellas, que aparezcan cuando el equipo se le necesita. Y Vinicius lleva tiempo que no solo no aparece, ya hay gente que no le espera.