Xabi Alonso llega a Anfield con las ideas muy claras. Su Real Madrid viene reforzado para medirse a un Liverpool tocado. Los de Arne Slot suman seis derrotas en sus últimos ocho encuentros. Aunque ambos equipos han salido victoriosos de su última cita liguera, los blancos aterrizan en la Merseyside con un plus de confianza: su triunfo ante el Barcelona en el Clásico y la confirmación con goleada ante el Valencia hace que los ánimos estén ‘a tope’. Xabi quiere mantener su filosofía en su antigua casa, y viene a ganar.
Xabi Alonso busca repetir lo del Clásico
Xabi Alonso quiere repetir el planteamiento que mostró contra el Barcelona. El Clásico fue el estreno de una idea sin red. Xabi eligió cuatro centrocampistas y un dibujo que se movía como un acordeón. Tchouaméni y Camavinga en el pivote turnándose para hundirse entre centrales y cortar la salida. Güler alternando de segundo punta a interior para cerrar líneas de pase. Un carril derecho que Bellingham y Camavinga ocuparon a distinta altura según la fase. El equipo vivió 15 metros más arriba, empujó al Barça contra su propia circulación y generó llegada constante. Hubo riesgo y un amago de vértigo al final, sí, pero el mensaje quedó claro: el Madrid no espera oportunidades, las provoca.
Aunque en Anfield, Xabi Alonso deberá pulir ciertas cosas. En el Clásico, el peaje apareció tras el descanso. Posesión para los de Hansi Flick (68%) y una brecha de pases evidente (640 a 275). Mientras, el Real Madrid firmaba el partido en las áreas: 23 disparos totales, en torno a diez dirigidos a puerta, aunque la segunda parte rebajó el filo a apenas dos intentos entre palos –tres contando el penalti de Mbappé–. Fermín encontró el gol que agitó el tablero y Koundé acarició el empate en un control al límite. Esa es la corrección que el tolosarra lleva subrayada hacia el Merseyside: someter sin desordenarse y, cuando toque, enfriar el estadio con un gol.
El Real Madrid buscará «robar» en Anfield
Xabi Alonso vendrá también a Anfield para robar balones y asfixiar a Arne Slot. Su Real Madrid ya explica quién es sin abrir la boca: lo hace con la altura a la que respira, con la prisa que imprime a los rivales y con la velocidad a la que recupera. Los números le desnudan: los oponentes apenas combinan 11,8 pases antes de perder la pelota contra los blancos. En Europa, solo el Como de Cesc Fàbregas obliga a cederla antes, con una media de 6,76. El termómetro que más aprecia Xabi Alonso sube donde la portería rival se ve de cerca: ningún equipo recupera tanto en el último tercio: 37 veces este curso. El Liverpool, que puede convertir también segundos en tormenta, ya sabe lo que viene.
El Real Madrid de Xabi ha convertido la presión en idioma, no en truco. Lo certifican las recuperaciones altas y el umbral de pases que concede al contrario; lo valida un Clásico que examinó el plan en sus virtudes y sus grietas; y lo exige un escenario como Anfield, donde los detalles deciden más rápido que en ningún lugar. Si los merengues vuelven a cortar el oxígeno arriba, administran mejor sus pausas y ordenan la transición defensiva con la misma disciplina con la que ataca, el martes no será una excepción ni un eco lejano del Barça.
Por lo tanto, Xabi Alonso sabe qué hacer en su antigua casa. Volver a utilizar lo que le ha funcionado. Y también necesita que todos estén «enchufados», como él bien dice. Necesita la disciplina y el ADN ganador que inculca Valdebebas a los jugadores. Superar a Anfield es necesario para dar un golpe encima de la mesa y mandar el mensaje que todos los madridistas quieren gritar por Europa: «El Rey ha vuelto».
			