Güler sigue sin ser lo que quiere Xabi

No acaba de brillar con su nuevo rol en la plantilla

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Arda Güler está siendo uno de los grandes protagonistas del Real Madrid en la presente temporada. El futbolista turco, que comenzó la temporada con la misión de ejercer como cerebro  del equipo, sigue sin adaptarse a esa posición. Pero más allá de eso, tampoco está brillando como lo hacía a final de temporada, contagiado por la dinámica de un equipo que no se encuentra sobre el terreno de juego. La conexión que parecía tener con Mbappé, y que estaba siendo letal, parece haberse esfumado.

Güler y su cambio de rol

El internacional con Turquía acogió de buena gana el nuevo rol que se le había encomendado en el equipo. Retrasando ligeramente su posición, renunciando al juego con el que más brilla, comenzó a jugar en una posición que, por uno u otro motivo, el Real Madrid no reforzó pese a evidente necesidad, la de mediocentro creador. Y lo cierto es que, pese a que le costaba asumir ese rol, fue superando las primeras pruebas con éxito, al mismo tiempo que seguía luciendo sus enormes virtudes cuando jugaba más cerca de los delanteros.

Pero a medida que han ido pasando las jornadas, al contrario de lo que dice la lógica, y contagiado por lo colectivo, su juego se ha ido diluyendo. No solo no está siendo capaz de mandar en el centro del campo, no está siendo capaz de conectar con los hombres de arriba, sobre todo con un Mbappé al que le estaba nutriendo de goles en el inicio de campaña. Ayer, con una defensa de cinco y con la ausencia de Tchouaméni, Alonso le puso al lado a Ceballos para construir, pero no se enteraron de nada.

¿Qué ha cambiado en Güler?

El rol de Güler ha cambiado en los últimos partidos, desde la llegada de Bellingham. El inglés, que abarca buena parte del centro del campo, parece haber eclipsado el juego de su compañero, y el juego de ambos no parece tener mucha conexión. En el caso de ayer, al igual que Ceballos, Bellingham estuvo desconectado, pero más allá de lo de ayer, parece que no se encuentra con el turco. Las consecuencias en el Martínez Valero fueron evidentes, un equipo perdido y roto en el centro, dominado por un equipo que sí, que está siendo una las grandes revelaciones, pero que no debería ser más que una piedra en el zapato para los blancos, que por mucho que moleste, no debería incapacitar.

Un cerebro para el equipo

Porque el Real Madrid funciona por inercia, sin creación en el centro del campo. Cuando la inercia es fuerte y arrolladora, se ganan los partidos, una seña de identidad de los blancos. Pero cuando esa inercia, en vez de ir para adelante, va para atrás, también es casi imparable. El equipo, para frenar la tendencia, necesita orden, necesita de alguien que comande, que guie al equipo, y, de momento, Güler no está pudiendo. Xabi Alonso debe encontrar una solución con lo que hay, no queda otra, y lo que hay, no solo está en la plantilla del primer equipo, también puede estar en el filial, pero claro, tal y como están las cosas, sacrificar a un peso pesado por un canterano, parece incluso más temerario para la estabilidad del grupo.

El Real Madrid debe cambiar el rumbo, y debe hacerlo ya, en apenas dos días, en Champions League, porque un pinchazo este miércoles, salir del top-8 de la Liga de Campeones, justo antes de recibir al Manchester City, puede abrir un agujero negro que se puede llevar todo por delante, y el primero en sufrirlo, como pasa siempre cuando hay terremotos, es el entrenador.

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