No se puede decir que la apuesta del Real Madrid por Xabi Alonso fuera algo al azar, ni mucho menos. La leyenda española lleva en el radar blanco desde que comenzó en los banquillos, porque ya como jugador, evidenciaba que su sitio estaría en los banquillos cuando colgara las botas, y así fue. Porque sobre el terreno de juego, ya era una extensión de los grandes entrenadores que ha tenido, como Benítez, Mourinho, o el propio Ancelotti (entre otros). Y sus primeros años en esta nueva faceta han evidenciado su capacidad para la dirección de los equipos.
Tras entrenarse en La Fábrica y lograr grandes resultados con los chavales, le llegó la gran oportunidad en un Bayer Leverkusen que aspiraba a recuperar su estatus en Alemania, pero ni mucho menos podía esperar que, con la llegada del entrenador vasco, fueran a batir todos los registros, ya no solo en el club, también en el propio campeonato.
No solo logró un doblete histórico en el club alemán, derrocando a todo Bayern Munich, lo hizo sin perder ni un solo partido. Es más, estuvo 51 partidos seguidos sin conocer la derrota en todas las competiciones, batiendo también el récord del fútbol alemán, que estaba en 33 partidos. Fue el primer título de Liga en la historia del club, el primero en hacerlo, además, sin perder, obviamente. La derrota llegó en el peor momento, posible, en la final de la Europa League, contra el Atalanta, lo que podría haber significado un triplete histórico que no fue, pero la gesta quedará siempre en el recuerdo del club alemán.
Llegada al Real Madrid
Entre lo que significó como jugador y los resultados logrados en Alemania, muchos daban por hecho que tardeo temprano sería entrenador blanco, algo que fue ganando mucha fuerza en curso pasado cuando se veía la deriva del club con Ancelotti. Y su llegada se confirmó a poco de terminar el campeonato liguero, para incorporarse de inmediato, para el Mundial de Clubes.
Llegó con las ideas de quien sabe lo que quiere, de quien ha triunfado con un método que, cierto es, era diferente al de Carlo Ancelotti, con la idea de hacer jugar al Real Madrid como lo hacen quienes dominan ahora el fútbol europeo, con un bloque comprometido, trabajador, que presiona a campo completo, que juega en campo contrario, que asfixia al rival, que no le deja jugar. Y parecía que la idea calaba desde el primer momento en la plantilla como parecía calar en la directiva y en los aficionados, como quedó demostrado en un Mundial de Clubes donde faltaba trabajo, pero se intuía la idea, que además parecía funcionar.
Y esa idea vino acompañada de una novedad importante en el equipo, la de poner porque sí, a un canterano en el once titular, una apuesta que, de salir bien, haría que se ganara a buena parte del madridismo. Y le salió bien, porque Gonzalo lo jugó todo de titular como delantero, y fue el máximo goleador del campeonato. El PSG puso al equipo en su sitio en las semifinales, pero la base parecía buena, solo tocaba casas bien los ingredientes durante el nuevo curso.
La nueva temporada de Xabi Alonso
Con el inicio de temporada la tendencia inicial se mantuvo, aunque el equipo no acaba de mostrar el fútbol que se esperaba. Pero mientras tanto, los partidos se iban ganando, así que era cuestión de tiempo que el fútbol llegara, porque el equipo era sólido. Pero todo empezó a torcerse ante el Atlético de Madrid. El equipo dio una imagen sorprendentemente mala, no salieron a un derbi que se llevaron los rojiblancos por goleada, la mayor en 75 años. Todo lo que se había hecho, saltó por los aires, los equipos grandes, seguían siendo una montaña para el club, como el curso anterior. Ya empezaba a sonar un runrún, el juego empezaba a empeorar, algo no acaba de funcionar o de evolucionar como se esperaba, pero después, de nuevo todas victorias. Pero todo explotó el día del Clásico.
Vinicius, el vestuario y Xabi Alonso
El día del Clásico, el Real Madrid tenía la complicada papeleta de recuperar la senda de la victoria ante un Barcelona que había pasado por encima de los blancos en los últimos cuatro partidos del curso pasado. Los de Xabi Alonso respondieron, el mejor partido contra un equipo top desde que se ganó la Champions. Pero todo se torció cuando Xabi Alonso sentó a Vinicius a falta de 20 minutos para el final. El caso de Vini ya se sabe que venía de antes, el vasco le hizo ver que no era tan importante, que, si no rendía, no jugaría, como así había pasado desde el inicio de Liga, pero ese día, todo estalló.
Como si de un terremoto se tratara, primero hubo un gran temblor, y después comenzó el derrumbe, poco a poco. Porque ese día se ganó, después al Valencia también, pero ahí se acabó todo lo que se había construido desde el mes de julio. El Liverpool, que está en crisis, pasó por encima de los blancos, pero luego llegaron la racha de partidos que ha llevado al Real Madrid a perder la ventaja de 5 puntos con el Barcelona en Liga a estar 4 por detrás (-9), y ha salir a la luz las discrepancias de algunos pesos pesados del vestuario con los métodos del entrenador y con sus decisiones sobre algunos jugadores. Los más enfadados, Vinicius (por ser sustituido o suplente más de lo que lo ha sido en toda su carrera), Valverde (porque no quiere jugar de lateral derecho) y Bellingham (porque quiere jugar más cerca del área, no de pivote). No es el único, pero estos son pesos pesados, dos de ellos, capitanes.
Intervención de la directiva y cambio en el vestuario
Tal era el clima que se vivía que la directiva no tuvo más remedio que intervenir, que ponerse del lado del entrenador, y mandar un mensaje a unos jugadores que querían tomar el control. Y parecía que las aguas volvían al cauce, y el partido de Bilbao, el mejor de este último mes y medio de competición, parecía una señala positiva para el equipo. Pero nada más lejos de la realidad, el día del Celta, la actitud de la plantilla, que estuvo andando hasta que no quedó otra que buscar la épica, por debajo en el marcador y con un hombre menos, demostró que algo falla en ese vestuario, y quizá, sea tarde para que se arregle.
Xabi Alonso y el Manchester City
Y con todo esto, llega el Manchester City, un partido que estaba marcado en rojo cuando se produjo el sorteo, pero nadie esperaba esta situación cuando llegara la fecha. El equipo está obligado a demostrar que sí, que es un equipo, algo que lleva mucho tiempo sin demostrar. Y Xabi Alonso tiene que demostrar que es capaz de domar a un vestuario que está resultado complicado de llevar.
Una simple derrota no parece que puede ser algo definitivo, pero si al equipo le da por protagonizar otra actuación vergonzosa, ya sabemos cómo se suelen solucionar estas cosas, con la cabeza del entrenador. El problema es que, tal y como está la cosa, no parece que el cambio de entrenador pudiera cambiar mucho el problema que hay ahí dentro. Noche importante para el Real Madrid, noche importante para un Xabi Alonso que se juega, y mucho, en este partido ante el City de Guardiola.
