Cuando equipos como el Real Madrid entran en dinámicas negativas como la que está atravesando en la actualidad, es complicado salir de ellas, aunque se hagan buenos partidos. Es obvio que en Liga podrán enderezar, en cierta manera, el rumbo, pero en Europa, con rivales de gran entidad, muchas veces hace falta algo más que hacer partidos correctos. Ante el Manchester City el equipo estuvo bastante mejor que en partidos anteriores, pero fue una mejoría insuficiente para llevarse los tres puntos. Se mejoró en el la actitud, se mejoró algo en el juego, pero los pequeños detalles que marcan estos partidos, se los llevó el City de Guardiola.
Un Real Madrid con mejoría
El Real Madrid planteo un partido de inicio con varias novedades que, en cierta manera, daban cierta coherencia al equipo. Porque no había dada para la improvisación, y se abrían muchas alternativas en el campo. Es lo que tiene jugar con un delantero y con dos extremos, que provocas al rival tener que estar pendiente de varias situaciones sobre el terreno de juego. Porque hasta la fecha, el equipo blanco basaba su juego en las individualidades y solo en la banda izquierda, algo que resulta muy cómodo para los equipos contrarios.
De hecho, el mejor jugador de campo del Real Madrid fue Rodrygo, ya no solo por el gol, también porque el hecho de que las defensas estén más pendiente de Vinicius en la banda contraria, y que entre medias estuviera Gonzalo, provoca más espacios, y ahí el extremo brasileño estuvo sensacional, aprovechando que los rivales le tenían a él menos en cuenta, conscientes de que lleva meses desconectado, pero es lo que tienen los grandes jugadores, podrán estar mejor, podrán estar peor, pero en cualquier momento, sacan la magia, y ayer por fin volvió a pasar con Rodrygo.
El Real Madrid jugó mejor porque el City se dio cuenta rápidamente lo que ya sabía, que el Real Madrid está mal, pero no por eso deja de ser una amenaza. Y los ingleses, que tampoco son el equipo de hace unos años, se dieron cuenta de que tendrían que estar muy atentos para poder llevarse el partido.
Una mala tendencia
El Real Madrid se puso por delante, y quizá cuando mejor estaba, se llevo dos goles que fueron decisivos el partido, en solo diez minutos. Primero falló el que nunca está fallando, Courtois, pero es cierto que le rematan a bocajarro, también falló estrepitosamente la marca, a los pies, y duda si blocar o despejar, y en ese instante de duda, balón suelto y el empata, y poco después, el penalti. Solo necesita cinco minutos para volver dejar claro que atraviesa uno de sus mejores momentos como profesional, con una doble parada al filo del descanso que hubiera sido desastroso para el equipo, y quien sabe si para Xabi Alonso.
Pero la cosa es que, pequeños detalles, de una tendencia, de una inercia, que, cuando las cosas no salen, simplemente no salen, y no queda otra que trabajar y dejarlo todo en el campo para darle la vuelta. No se obtuvo el resultado, pero es como se deben hacer las cosas.
Hubo momentos en la segunda parte, oportunidades, y una pequeña desconexión cuando Xabi Alonso se equivocó al quitar a Gonzalo, al 9, no tardó mucho en enmendar ese fallo sacando a Endrick, pero en ese intervalo, tuvo que ser parte del Bernabéu quien empujara a los jugadores, primero con ligeros pitos para activarles, y después animando, una de cal y una de arena, para hacer ver a los jugadores que, incluso por encima de los resultados, la actitud va primero. Y ese empujón inclinó el campo hacia la portería del Manchester City en los minutos finales.
Sin premio para el Real Madrid
Quizá esos últimos minutos puedan ser el mejor resumen de lo que le pasa al Real Madrid. Porque en otro momento de la historia, no muy lejana, el empate hubiera llegado. Pero ahora no, porque sí hubo corazón, pero no hay el juego, la calidad, o simplemente, la tendencia que han existido en los últimos años. Endrick mordió, peleó, y mando un balón al palo, reivindicándose, haciendo ver al míster que tiene hueco, pero las reivindicaciones, mejor con goles (y ni mucho menos es una crítica al delantero, solo faltaba, hizo todo lo que estaba en su mano). Y pocas más ocasiones claras hubo en el tramo final más allá de un asedio que permitió pelear un empate.
Una imagen que podría cambiarlo todo
Pero esa fue la buena noticia del Real Madrid, de un equipo que está en la lona ahora mismo, que se ha metido solo ahí dentro porque ni los jugadores, ni los entrenadores, ni la directiva, han creído posible que se pudiera llegar a esta situación, y los egos y las peleas internas han desviado el foco de lo que realmente era importante, lo que pasaba en el campo. Porque se pueden perder partidos, se puede tener mala racha, pero lo que no puede ser negociable, y menos en momentos así, es el esfuerzo, es la implicación, es la actitud.
Ayer esa actitud, ese espíritu de lucha que generó indignación ante el Celta por su ausencia, volvió a aparecer, primero con unos jugadores que buscaron soluciones, y luego por el empujón de una grada que no va a permitir que sus jugadores no se dejen todo por el escudo. Y lo que es más importante, de unidad, la que por fin demostraron a Xabi Alonso. Este debe ser el inicio, los cimientos para que el equipo remonte el vuelo, para que vuelvan a ser un equipo temible, algo que ahora está lejos, pero aún hay tiempo para darle la vuelta a todo.
Porque el primer título con relativa importancia se juega dentro de un mes, la Supercopa de España, que desde que se juega con cuatro equipos y en medio de la temporada, vale más, no tanto como la Copa del Rey, ni mucho menos como LaLiga y la Champions, pero cuenta, porque es un termómetro ideal para medir las opciones reales de cada equipo, un termómetro que indica quien está y quien no está para pelear por los títulos al final del curso.
Un calendario “asequible”
Tres partidos le quedan al Real Madrid para terminar el año, tres partidos que debería ganar si quiere acabar el 2025 con algo de esperanzas para la nueva temporada. El domingo toca ir a Vitoria, jugarán contra el Alavés con 8 bajas en defensa, sin laterales naturales en ninguna de las bandas. Después toca la Copa del Rey, un modesto como el Talavera que dará todo por dar la campanada, pero que no debería ser un problema, y después, para cerrar el año, el Sevilla.
Son partidos importantes donde los jugadores del Real Madrid deberán demostrar si lo visto ayer es por el escenario, por el rival y por la competición, o si realmente están decididos a dar un paso al frente para remontar una situación que hace mes y medio parecía impensable, imposible, pero que ha hundido a un equipo como hacía mucho que no se veía. Toca ganar en confianza, porque después toca el Betis, y luego el Atlético de Madrid, el equipo que evidenció los problemas que ahora han dejado al equipo muy, pero que muy tocado.
