Xabi Alonso aterrizó en la casa blanca el pasado mes de julio con la idea de convertir al Real Madrid en un equipo que se acercara a los grandes de Europa, con presión, con esfuerzo, con trabajo colectivo, una idea alejada de lo que ha sido el conjunto merengue en los últimos años, pero una idea que está avanzando con fuerza en la élite europea. Parecía que la cosa podía funcionar, así los mostraba el equipo, pero en lugar de mejorar, la cosa ha empeorado y el equipo parece haberse olvidado de los que es presionar.
Un bloque partido
Si bien, al inicio de la era Xabi Alonso, en el Mundial de Clubes, incluso al comienzo de la temporada, el equipo cambió radicalmente el juego defensivo y a la contra de la etapa de Ancelotti y apostó por un bloque en campo contrario, presión a campo completo, embotellando al rival, dominando el juego, robando en terreno ajeno. Faltaba fútbol, pero esa idea gustaba y funcionaba: se metían goles, se robaba el balón casi al instante y apenas se recibían ocasiones de gol.
El inicio de temporada fue casi perfecto, uno de los mejores de la historia del Real Madrid, los partidos se sumaban por victoria y la ventaja se iba ampliando con sus rivales. Pero todo comenzó a cambiar en el partido ante el Atlético de Madrid, donde los de Simeone tejieron una tela de araña en la que los de Xabi Alonso se vieron atrapados. Fue un baño táctico, una encerrona que acabó con la mayor goleada rojiblanca en 75 años. Un mar de dudas que comenzó a romper el trabajo hecho hasta la fecha.
Una presión sin resultados
Desde ese día, las cosas se empezaron a torcer. El equipo siguió ganando, pero la confianza mermada. La cosa acabó de torcerse con las diferencias entre Vinicius y Xabi Alonso en el Clásico, y diez días después ante el Liverpool. A partir de ahí se abrió una pequeña guerra entre futbolistas y entrenador, que acabó con varios jugadores haciendo, precisamente, la guerra por su cuenta. El equipo dejó de presionar arriba, el centro del campo, carente de mando, acabó por deshacerse, y el equipo, de nuevo, roto.
El intento de unidad ha vuelto al grupo, pero parece que las piezas deben ser ensambladas desde 0. El equipo ahora, si se compara con los dos últimos meses de competición, parece que lo intenta, el problema, que no sabe lo que intenta. El bloque no está unido y los jugadores van a la presión, más porque saben que lo tienen que hacer que porque sepan hacerlo. El resultado, los contrarios salen cómodamente con el balón, encuentran espacios en el centro del campo, y les permite correr para generarle peligro al Real Madrid.
Courtois, el mejor del Real Madrid
En estos dos últimos meses de competición, con una de las peores rachas de resultados de los últimos tiempos, el mejor del Real Madrid, curiosamente, ha sido el portero. Si los blancos han sobrevivido, si Xabi Alonso sigue siendo el entrenador, es precisamente gracias a Courtois, que está en el mejor momento de su carrera, o casi. Ante el Sevilla volvió a ser decisivo, también lo fue en vitoria, y no lo fue en Talavera porque jugó Lunin, que salvó al Real Madrid.
Porque el equipo ahora no sabe como defender, porque no sabe presionar, pero lo intenta, casi pero el remedio que la enfermedad, porque los espacios que deja le sentencian. Xabi Alonso tiene mucho que analizar en este parón, pero poco tiempo para solucionarlo. El equipo necesita mejorar en el centro del campo, pero también en ataque, y no para jugar hacia delante, para evitar tener que correr hacia atrás.






