Aston Martin ha dado un paso sin precedentes en su historia reciente: Adrian Newey, considerado uno de los ingenieros más exitosos de todos los tiempos, asume desde las últimas carreras del recién acabado 2025 el papel de Team Principal del equipo.
Donde además de su rol como diseñador y director técnico, Newey será responsable de la operación completa de la escudería, desde la fábrica hasta la pista, consolidando un modelo de dirección casi único en la era moderna de la Fórmula 1.
Este movimiento llega en un momento clave, con la llegada de la nueva normativa de 2026, que modificará profundamente el motor, el chasis y la aerodinámica. Aston Martin busca así concentrar toda la experiencia técnica y estratégica en una sola persona, con la idea de que las decisiones sean más rápidas, coherentes y efectivas.
Newey, de diseñador a jefe absoluto
Hasta ahora, Newey se había centrado en el desarrollo del monoplaza, supervisando desde Silverstone cada detalle técnico del coche de 2026. Pero con su nuevo rol, su poder se extiende mucho más allá: controlará la estructura del equipo en pista, la toma de decisiones estratégicas durante los Grandes Premios y la coordinación de todos los departamentos.
Esta integración de funciones permitirá que las ideas técnicas se traduzcan directamente en rendimiento en la pista, sin intermediarios ni burocracia, algo que Newey considera esencial para mantener la competitividad en un año de cambios radicales.
El círculo de confianza Adrian Newey en Aston Martin
Para ejecutar su visión, Newey ha conformado un núcleo técnico de confianza que actúa como su extensión directa:
- Enrico Cardile, encargado de supervisar el diseño y la construcción del monoplaza, se asegura de que cada concepto de Newey se lleve a la práctica con precisión.
- Andy Cowell, responsable de la integración del motor y la estrategia técnica, coordina la relación entre la unidad de potencia y el chasis, garantizando que todos los elementos funcionen en armonía.
- Mike Krack, jefe de operaciones en pista, dirige al equipo durante cada Gran Premio, optimizando el rendimiento del coche y ejecutando las decisiones de Newey en tiempo real.
Con este equipo, Newey puede concentrarse en la visión global y dejar que cada especialista se encargue de su área, manteniendo un flujo de trabajo ágil y eficiente.
La reorganización responde directamente a los cambios de la normativa que entrarán en vigor el próximo año. Con nuevas reglas de motor, aerodinámica y combustible, los coches serán prácticamente distintos a los actuales, lo que obliga a tener un liderazgo centralizado capaz de tomar decisiones rápidas y coherentes.
Cowell y Cardile se encargan de que la integración técnica y la evolución del monoplaza sean fluidas, mientras Krack garantiza que el equipo en pista responda con rapidez a cualquier imprevisto. Newey, con la autoridad completa, puede priorizar actualizaciones, redistribuir recursos y ajustar la estrategia sin retrasos.
Pilotos y equipo respaldan la reorganización
Fernando Alonso, piloto estrella de Aston Martin, ha mostrado su entusiasmo ante la nueva estructura. El bicampeón asturiano considera que la designación de Newey como jefe total es «un paso lógico y necesario». Destaca que muchos de los esfuerzos que Newey ya realizaba en la sombra ahora están formalizados y respaldados, lo que dará más estabilidad y confianza al equipo.
Alonso subraya también la importancia de contar con líderes experimentados para guiar a los ingenieros más jóvenes, muchos de los cuales se incorporaron recientemente a la escudería. La presencia de Newey y su equipo clave permitirá que estos talentos se desarrollen más rápido y bajo la dirección de referentes claros en la F1.
El reto técnico de la nueva normativa
Claro que el 2026 será un año decisivo. El cambio de normativa significa que cada componente del coche será prácticamente nuevo. Desde el motor hasta la aerodinámica y la gestión del combustible, todo será diferente, aumentando la complejidad del trabajo de desarrollo y la necesidad de coordinación perfecta entre diseño y operación en pista.
Newey, obsesionado con la eficiencia y la precisión, estará presente en el circuito cuando sea necesario para identificar problemas, proponer soluciones y minimizar el tiempo de reacción. Su objetivo es que Aston Martin no solo compita, sino que sea capaz de luchar por victorias desde las primeras carreras.
Total confianza entre Honda y Newey
Por la parte de Honda, el motorista conoce muy bien el talento de Adrian Newey. Su vínculo comenzó en 2019, cuando el fabricante japonés se convirtió en proveedor de motores de Red Bull, tras un periodo complicado con McLaren marcado por problemas de fiabilidad y rendimiento. La llegada de Newey cambió la percepción sobre los propulsores japoneses, gracias a una integración técnica excepcional entre chasis y motor que elevó la sinergia a niveles poco habituales en la Fórmula 1.
El resultado fue inmediato y contundente. Red Bull no solo recuperó la competitividad, sino que a partir de 2021 se convirtió en dominante, con cuatro títulos mundiales de pilotos consecutivos con Max Verstappen y dos de constructores entre 2022 y 2023. La clave de ese éxito fue la combinación de motores cada vez más compactos, adaptados a las exigencias de Newey, y un diseño aerodinámico afilado que exprimía al máximo cada detalle del reglamento.
Es esa unión entre el ingeniero más legendario al mando, un grupo técnico sólido y una normativa que renueva completamente el campeonato lo que coloca a Aston Martin en una posición privilegiada de cara a 2026. La ambición ya no es otra que convertirse en un aspirante real a la victoria. Pero sobre todo a consolidarse como uno de los equipos al frente de la parrilla.
Con Newey al frente, Aston Martin no solo cambia su estructura, sino también su mentalidad. Esto es, rendimiento absoluto, perfección constante y un liderazgo que abarca todos los aspectos del equipo. La temporada que se aproxima promete ser un cambio de devenir histórico, y todos los ojos estarán puestos en Silverstone para ver cómo se traduce esta reorganización en resultados concretos sobre la pista.






