Parece que Vinicius ha captado el mensaje de su entrenador y después de que Xabi Alonso se sentara en el segundo partido de Liga ante el Oviedo, el extremo brasileño comienza a dar pinceladas del fútbol que estuvo cerca de otorgarle el Balón de Oro la pasada temporada. Pero el camino no ha hecho más que comenzar y todavía tiene mucho trabajo y rendimiento que ofrecer si quiere volverse a ganar la confianza de una afición que ha ido perdiendo la fe en el futbolista.
El declive de Vinicius
Quizá todo comenzó a torcerse hace algo menos de un año, cuando Vinicius perdió la votación de un Balón de Oro que quizá merecía. Había argumentos deportivos de sobra para que Rodri se lo arrebatara, pero muchos coinciden en que debió llevárselo en brasileño. Junto o injusto, lo cierto es que, a partir de ese momento, su rendimiento cayó en picado. Un argumento muy extendido sobre su derrota en la votación está relacionado con su comportamiento, con sus protestas, sus provocaciones y sus enfrenamientos con rivales y aficiones. Lo cierto es que lo que se montó alrededor del futbolista terminó por afectarle en su juego. Una lesión muscular en el tramo final de 2024 fue la puntilla.
En el 2025 el ruido en torno al jugador fue creciendo, mientras que su rendimiento fue bajando: la oferta de Arabia, sus exigencias en una renovación aún parada… acabó poniendo en su contra incluso a un sector muy amplio del madridismo, ya que el jugador era más protagonista fuera que dentro del campo. Acabó el curso firmando la peor temporada en los últimos años.
Xabi Alonso toma medidas con Vinicius
Desde el primer momento, a Xabi Alonso no le ha quedado otra que señalar a Vinicius aun sin quererlo, pero cuando se le preguntaba sobre el juego, sobre la presión y el trabajo del equipo, no le quedó otra que decir que el mensaje iba para todos “también Vinicius”. Fue titular en todos los partidos del Mundial de Clubes y en el primer partido de Liga, como era de esperar, a ver quien se atreve a sentarle… pero ante el Oviedo, tomó una decisión tan valiente como arriesgada, sentarle por decisión técnica.
Era la primera vez que el brasileño se sentaba en el banquillo por decisión de un entrenador sin que hubiera una justificación como podría ser la vuelta de una lesión, molestias, un partido importante a los pocos días, carga de minutos… nada, decisión estrictamente deportiva. Y parece que la reacción por fin ha llegado.
Vinicius saca su mejor cara
El mismo día del Oviedo, el brasileño salió en la segunda mitad, y cambió el partido. Que el Real Madrid fuera venciendo y que el rival estuviera más cansado ayudó, pero eso no quita que firmara los mejores minutos de los últimos meses. Marcó y asistió en media hora de juego, aunque también tuvo tiempo para protagonizar gestos desafortunados a la grada y protestas que no venían a cuento.
En el siguiente partido, volvió al once y volvió a ver puerta. No tuvo el impacto del partido en Asturias, pero volvió a ser determinante para los intereses del equipo. Y aunque no cuenta, hace dos días, firmó un doblete en el partido a puerta cerrada ante el Castilla en Valdebebas, para seguir evidenciando que se está poniendo las pilas para recuperar su mejor nivel.
Pero aún le queda camino por recorrer, recuperar la mejor versión y ser regular en su juego. El propio Xabi Alonso dejó un mensaje claro cuando fue preguntado tras su suplencia, «demostró que puede tener un gran impacto desde el banquillo». Vinicius ha tomado nota: si quiere seguir jugando y ganarse la confianza del entrenador, tiene que trabajar y tiene que rendir, porque no tiene la titularidad, ni mucho menos asegurada.