Lleva mucho tiempo habiendo caso Vinicius en el Real Madrid, pero pocos podían intuir el camino que iba a tomar la situación del brasileño. Fue la gran bomba de la noche, porque por mucho que no esté bien, incluso sin que sorprendiera su suplencia, dejarle ayer en el banquillo puede suponer un nuevo capítulo en una historia que va adquiriendo tintes dramáticos. Rodrygo fue titular en el estreno europeo, y fue despedido del Bernabéu con una sonora ovación, no así el recibimiento de Vini. El público del Bernabéu está comenzado a pronunciarse, y reclama contundencia con un futbolista que, más allá de su incidencia en el campo, ha acabado por acabar con la paciencia de una afición que muestra cierto desinterés hacia él.
Rodrygo convence
Rodrygo fue la gran sorpresa en el once, por el hecho de apenas haber contado para Xabi Alonso en lo que va de curso, pero sobre todo porque dejaba a Vinicius en el banquillo. Y tuvo una buena actuación, no fue brillante, pero entró con peligro por la banda izquierda, generó jugadas de gol y provocó el penalti que transformó Mbappé en el empate a 1. El brasileño se está dejando la vida por volver a ser importante en el club, y lo más importante, está aceptando el reto, no se está quejando, y ayer tuvo un premio que quizá no esperaba ni él.
Fue sustituido a la hora de partido, por Vinicius, y el Santiago Bernabéu, sobre todo el público de toda la vida, valora sobre todo el esfuerzo y el compromiso de sus jugadores, porque la calidad se les presupone a todos, pero ver que uno de los suyos se deja el alma por el escudo, es oro puro para la grada.
Vinicius, la otra cara de la moneda
En un año, Vinicus ha pasado de rozar el Balón de Oro, por méritos propios, a dejar de ser indiscutible en el Real Madrid. En el inicio de la temporada pasada ya no tenía el mismo nivel que el curso anterior, pero seguía siendo determinante y capital para el equipo. Sin embargo, perder esa gala le supuso un golpe que le ha ido debilitando día a día. Injusto o no, lo cierto es que esa votación le tocó anímicamente, pero a la vez le dio alas viendo la reacción del mundo del fútbol denunciando la injusticia. El ego se elevó a la vez que su rendimiento iba menguando.
Desde aquello, presión, inconformidad, una supuesta oferta millonaria de Arabia de la que nunca se supo en el club, y unas pretensiones para renovar muy alejadas de las políticas (más que conocidas por todos) del club, pidiendo ser el más pagado de la plantilla y una prima para firmar un nuevo contrato. Alguien le debió mal aconsejar, “es ahora o nuca”, y parece que la jugada no le ha salido nada bien.
Intento de reacción
La actitud de Vinicius parece haber cambiado con el inicio de la temporada, pero de momento no es suficiente. No ha jugado ningún partido completo de los cinco disputados y ha sido suplente en dos, aunque el bombazo fue ayer en Champions, algo impensable hace unos meses. Porque el estreno en Europa, la primera puesta de largo del equipo en el continente merece lucir las mejores galas. Es impensable pensar que Lamin Yamal se quede fuera del primer partido por decisión técnica (será por lesión, eso es otra cosa), o que Haaland no esté en el once de Guardiola con el City o Dembelé se quede en banco del PSG.
La decisión de Xabi Alonso de ayer supone un cambio drástico en las jerarquías del vestuario y las consecuencias pueden ser totalmente impredecibles. Vinicius termina contrato en verano de 2027, y todo puede pasar en esta y la próxima temporada.