Nadie puede parar a Éder Militão esta temporada. Ni cuando vuelve de lesión. El defensa brasileño está en un estado de forma espectacular. En el empate a uno contra el Girona, aunque el Real Madrid perdió el liderato liguero, el central fue uno de los mejores jugadores madridistas en el césped de Montilivi. Después de superar una lesión muscular en el aductor mayor de su pierna derecha –padecida el 19 de noviembre–, el zaguero de la selección de Brasil volvió a impresionar.
Éder Militão se lució en Girona
Contra el Girona, Éder Militão dio un recital defensivo… pero también ofensivo. El brasileño sumó una intercepción y recuperó ocho veces la posesión para los suyos. De cara a los duelos, fue muy competitivo: ganó el 66% de sus disputas en el suelo (4/6) y facturó el 40% en los aires (2/5). En la presión, también impresionó. En ciertos tramos del encuentro, cuando Xabi Alonso pedía a sus pupilos que achuchasen al área rival, el ‘3’ del Real Madrid consiguió recuperar dos balones en frente del área gerundense. Es más, en ambas ocasiones rozó provocar el 0-1.
Porque en la parte ofensiva, Éder también aportó. Sumó tres remates, dos de ellos a puerta. Ambos fueron cabezazos que estuvieron muy cerca de batir a Gazzaniga. Pero en esas dos ocasiones, el argentino se llevó la partida y frustró al brasileño. En las demás estadísticas, Militão también mostró buena cara. Con balón, el central ofreció mucha seguridad y salida desde atrás. Completó el 94% de sus pases (65/69), repartidos casi a la perfección entre campo propio –31 de 32 (97%)– y campo rival –34 de 37 (92%)–. Además, intentó cuatro envíos en largo, acertando dos de ellos (50%).
Militão es la clave
Éder Militão está en un momento extraordinario. Hace poco más de un año, parecía imposible imaginarle al nivel que hoy muestra. Dos roturas de ligamento cruzado pudieron acabar con su carrera, pero el brasileño decidió escribir otro destino: el de la resiliencia, el de quien regresa más fuerte de cada caída. Su fútbol refleja la historia de un superviviente que ha transformado el dolor en energía. Hoy, el Real Madrid vuelve a tener en él a uno de los mejores centrales del mundo.
La confianza con la que domina cada duelo, la agresividad bien medida en los cortes y esa serenidad que contagia a toda la zaga son las señales. Éder Militão ha recuperado algo más que su físico: ha recuperado su esencia. En un equipo que busca equilibrio bajo el mando de Xabi Alonso, su figura se ha convertido en una pieza estructural. El técnico lo repite en privado: tener a ‘Mili’ atrás es tener medio trabajo hecho.
Rinde donde sea
Pero su impacto trasciende el Santiago Bernabéu. Con Brasil, ha demostrado una versatilidad que pocos esperaban tras dos lesiones tan graves. Ante Senegal, actuó como lateral derecho, y cuajó un partido soberbio. Sobrio en la marca, explosivo en la salida y técnico hasta el detalle, protagonizó una acción que resumió su estado de forma: un corte limpio ante Jakobs seguido de un regate en corto a Matar Sarr. Ese equilibrio entre potencia y talento lo define. ‘Mili’ disfruta en campo abierto, donde puede desplegar su velocidad, corregir al límite y anticipar con un instinto que pocos defensas poseen.
Entre Valdebebas y la concentración de la canarinha, todos coinciden: ver así a Militão es una bendición. «Un milagro», dicen algunos. Sus rodillas aguantan, su mente está en calma y su liderazgo crece día a día. Es el jefe silencioso del vestuario blanco, el espejo donde los más jóvenes quieren mirarse. Si el cuerpo le acompaña, su historia en el Real Madrid todavía tiene muchos capítulos por escribir.
