20 años después, los Mundiales levantados por Fernando Alonso no se olvidan. Jamás se olvidarán, de hecho. La marea azul, su eufórica celebración en Brasil y aquel mágico Renault, con Flavio Briatore en el muro, lograron enganchar a un país entero a un deporte poco seguido en España hasta ese momento. Ahora, ‘Bravissimo‘, un documental de casi una hora lanzado por DAZN, viaja a aquella época dorada del asturiano, donde se convirtió en el campeón más joven de la historia de la Fórmula 1. En el documental intervienen el propio Alonso, Flavio Briatore y Giancarlo Fisichella, que viajan a los años dorados de Renault.
«Seguiría recordándolo aunque viviera 1000 años, fue el año en que el mundo conoció a Fernando Alonso. Ganar el Mundial de la forma en la que lo conseguimos, ganar con tanta autoridad y tanto margen, y hacerlo con un piloto español, el primero en conseguirlo, tuvimos el mérito de hacer conocer la Fórmula 1 en España», explica Briatore, entrevistado por Melissa Jiménez, sobre el glorioso año 2005 que vivió junto al piloto español.
«Fernando venía a sustituir a un campeón del mundo como Jenson Button, yo sabía que era alguien especial, alguien más que especial, normal que se convirtiera en campeón», añade el magnate italiano, hoy asesor de Alpine en el paddock. «La gente criticaba que fuera un piloto joven y sin experiencia y yo no podía esperar más a que empezara la temporada. Aquellos dos o tres meses de invierno acaban por hartar a cualquiera. Quería que se subiera al coche ya porque sabía que iba a marcar la diferencia», asegura.
El debut en Australia ya mostró el potencial de aquel Renault. «Fue el primer Gran Premio al que llegué con presión porque pensaba en sumar más puntos que (Kimi) Raikkonen, por primera vez estaba en modalidad campeonato», reconoce Alonso sobre la primera carrera de 2005, donde terminó tercero. La victoria de Fisichella «me hizo soñar enseguida con el campeonato» comenta el piloto italiano. «No éramos un equipo consolidado como McLaren, Williams o Ferrari. Éramos los tapados, un equipo joven que ponía la música alta en el garaje y que no pasaba desapercibido», recuerda Briatore.
Alonsomanía incluso antes de ganar
«Entendimos que estábamos en una posición de luchar por el campeonato. Fernando hizo carreras increíbles al principio y se sintió a gusto de inmediato con el coche», argumenta Fisichella, su compañero de equipo. Uno de los momentos más épicos de la temporada fue la feroz defensa del español a Michael Schumacher en las últimas vueltas del Gran Premio de San Marino. Alonso terminó sumando su tercer triunfo del año: «La victoria que más he saboreado, he tenido muchos problemas todo el finde y Michael ha estado muy cerca de quitarme la victoria».
«Ya antes de ganar el Mundial, en España se desató la ‘Alonsomanía’, no podíamos ir a ningún lado, si cogíamos un avión había que cerrar el aeropuerto», recuerda Briatore, que ejerció de padrino y guía del ovetense. «Tenemos que recordar que estos chicos que llegan tan jóvenes a la Fórmula 1 no han tenido una juventud como tal porque siempre han estado trabajando por y para su pasión. Si les sacas del circuito es como sacar a un pez del agua, ha sido como un hermano pequeño y siempre he estado ahí. Si ha tenido un problema siempre lo hemos resuelto».
«Tengo que agradecer a la vida que he podido trabajar con grandes campeones como Fernando. En la vida hay diez o quince momentos de los que no te olvidas y yo he vivido todos con él. Nuestras familias siempre han estado entrelazadas. Hoy, 20 años después, seguimos recordando anécdotas de aquella época», rememora un emocionado Briatore. «Tenía una conexión especial con 2005, sentí que las cosas tenían que salir», añade Alonso.
«Teníamos un piloto que sabíamos que si salía delante y no había problemas mecánicos iba a ganar. Ha habido tres o cuatro como él en los últimos 40 años. Es un Rottweiler que no para de morder y no te suelta», asegura el magnate italiano. «Un piloto con su talento ha cosechado mucho menos de lo que debería. No por su culpa o la mía, sino por otras situaciones. Un piloto como él debería tener seis u ocho Mundiales, siempre ha marcado la diferencia en sus equipos. Sus números no se corresponden con lo que merece», concluye.






