El primer partido del Real Madrid rebajó las expectativas que se habían generado tras el único partido de pretemporada ante el WSG Tirol y porque las caras nuevas, las nuevas etapas, ilusionan al madridismo. Pero la competición y Osasuna evidenció la falta de ritmo de un equipo que apenas ha tenido dos semanas de preparación. Aun así, se vieron buenas cosas, aunque faltó arriesgar algo más en el aspecto ofensivo.
Un Real Madrid ordenado y sin correr riesgos
En el partido ante Osasuna se vio un problema que ya se venía sucediendo la pasada temporada con Ancelotti. Los equipos pequeños que se encierran atrás suponen un dolor de muelas para los atacantes rivales. La falta de un 9 puro supone mucha comodidad para las defensas rivales, los centrales no quedan fijados y favorece las coberturas para cerrar los huecos interiores. Una evidencia que quedo patente con las oportunidades del Real Madrid en el partido, la mayoría con disparados desde fuera del área, excepto una de Mbappé en la primera parte y otra de Mastantuono en la segunda mitad.
Faltó arriesgar para generar más ocasiones de gol, faltó ambición para derrumbar el muro de Osasuna, así lo reconoció Xabi Alonso en la rueda de prensa posterior al encuentro. Pero el entrenador no quiso arriesgar, tenía claro que no quería sustos en su debut en casa y que la mejor manera de comenzar esta nueva aventura en el banquillo blanco, era sumando los tres primeros puntos, y que manteniendo la portería a 0, llegaría alguna para llevarse el partido, como acabó sucediendo.
Xabi Alonso cambia el aspecto defensivo
Pero la gran diferencia con Carlo Ancelotti es la poca distancia entre el ataque y la defensa blanca. Uno de los problemas de la temporada pasada era la facilidad con la que los rivales generaban problemas en la defensa. Había mucho hueco entre los delanteros con los centrocampistas, y entre los centrocampistas y los defensas. Esto favorecía la transición de los rivales, que encontraban espacios y comodidad para llegar al área rival.
Con el entrenador italiano, la defensa estaba más atrasada, y cuando el equipo perdía un balón, corrían aún más para atrás. Pero con Xabi Alonso es todo lo contrario, el equipo está mucho más adelantado, la defensa jugó casi todo el encuentro en campo contrario, lo que obligaba a los futbolistas de Osasuna embotellarse en las inmediaciones de su área. Cuando los blancos perdían el balón, el equipo mantenía las filas, no hizo falta presionar fuerte (algo que sí se esperaba), la mera presencia de todos los futbolistas blancos en campo contrario obligaba a los navarros a achicar balones, sin opciones de provocar peligro. Solo dos llegadas tuvo el conjunto rojillo a las inmediaciones de la portería de un Courtois que no tuvo que hacer ninguna parada en los 90 minutos.
Cambio de tendencia
El estilo de Xabi Alonso va más en sintonía de la tendencia del nuevo fútbol, donde los equipos poderosos juegan en campo contrario para evitar que los rivales tengan opciones de poder jugar el balón. De esta forma te proteges defensivamente, recorres menos distancia (desgastas menos a tus jugadores), y recuperas balones más cerca de la portería contraria. Esa es la idea, todavía queda mucho trabajo, para pulirlo, para que funcione y sea efectivo. La valentía que faltó ayer es porque todavía hay que seguir trabajando en el cambio de sistema, en el cambio de automatismos, que vendrá con el paso de los partidos y los entrenamientos, pero hasta que llegue, toca ser conservador. Pero ser conservador no significa meterse atrás, como se vio ayer en el Santiago Bernabéu. Xabi Alonso propone un estilo de juego que gusta, donde el balón y el aspecto ofensivo, deben estar por encima de todo lo demás.