Fernando Alonso fue preguntado en Mónaco, instantes antes de que se apagaran los semáforos, por la posición con la que estaría satisfecho tras cruzar la meta. Partía desde la sexta posición tras una sanción a Lewis Hamilton y después de haber completado el día anterior una vuelta brillante en clasificación que lo colocó séptimo. La respuesta del asturiano a la respuesta de Melissa Jiménez fue escueta pero muy clara: «Ganar en Australia 2026».
Alonso dejó un titular en forma de clip viral que se va rescatando en las redes sociales cada poco. Hay quien lo visualiza y comparte para encomendarse a ese tercer título mundial que persigue el español y que menciona cada tanto. Tal vez con un poco más de fantasía que de realismo. Las palabras del bicampeón, eso sí, obligan a reflexionar sobre el objetivo que se marca Aston Martin para la temporada que viene, ese curso tan señalado por el cambio de normativa más grande de la historia de este deporte.
¿El objetivo en Silverstone es ganar el Mundial el año que viene? ¿Todo pasa por triunfar en Australia en 2026 como sugiere el ovetense? Ambición no le falta al proyecto que comanda Lawrence Stroll, que ha invertido una millonada en los últimos años para convertirse en el mejor equipo de la Fórmula 1. Mimbres hay de sobra pero también realismo: no es factible pensar en ganar el Mundial el año que viene. Sí a largo plazo. A pesar de que la parrilla vaya a agitarse en 2026, último año del bicampeón con contrato, se antoja complicado pensar en un salto tan grande de Aston Martin, que hoy en día se bate el cobre en la mediatabla, con Williams, Racing Bulls, Sauber y Haas.
Lucha por podios
De puertas hacia dentro, el objetivo natural marcado en el seno de Silverstone es dar un paso hacia adelante. Es un pensamiento más realista entrar en la lucha por podios en algunas carreras que soñar con ganar el campeonato Mundial. Demasiado pronto pues en el Gran Circo hay milagros como el de Brawn GP en 2009 y poco más. No por falta de ambición sino por seguir creciendo como proyecto siempre con el largo plazo en mente. No obstante, si en un Gran Premio ocurre algo, Alonso estará ahí para pescar. Se espera, por cierto, que Red Bull, tal y como publicó este medio, dé un paso hacia atrás, lastrado por los nuevos motores que desarrollarán ellos mismos de la mano de Ford.
«Es una tontería pensar que llegaremos con nuestro motor y estaremos a la altura de Ferrari y Mercedes”, reconoció Laurent Mekies, jefe de equipo de Red Bull, a Motorsport. Ese ‘hueco’ en la parrilla lo ocuparía Aston Martin, que desea dominar la mediatabla (no como este año) y dar un paso adelante para ser cuarto equipo. Mercedes, con un motor aparentemente dominante, McLaren y Ferrari, seguirían por delante. Todo cogido con pinzas pues todavía restan cuatro meses para ver los nuevos monoplazas en pista.
El discurso en Silverstone no ha cambiado desde el invierno. Todas las nuevas piezas que han incorporado a su ambiciosa estructura deben acoplarse y eso requiere tiempo. Adrian Newey, por ejemplo, descubrió su despacho en el mes de marzo, y el coche de 2026 será el primero que desarrolle completamente para Alonso. No obstante, en la ecuación entran otras muchas piezas, como los cerca de 200 trabajadores que han sido contratados en el último año y pico en la imponente fábrica.
Piezas por encajar
¿Qué hay del túnel de viento, ya propio y sin depender del de Mercedes? Hay correlación, confirmado por el piloto español, pero ha costado lo suyo. Las piezas nuevas ya son mejoras y esta será un arma poderosa para pelear por grandes retos en el futuro. Al simulador, sin embargo, todavía hay que darle tiempo para que imite esos excelentes resultados de correlación que hay entre lo visto en la fábrica y lo que luego sucede en pista.
Enrico Cardille es un cerebro que supervisará la labor de Newey pero apenas lleva un par de meses trabajando en Aston Martin, una estructura que antes contaba, por poner un ejemplo, con varios jefes en un área como aerodinámica, y que ha evolucionado a tener menos nombres y caras visibles al mando para contar con más mano de obra rasa en algunos departamentos. Más trabajadores en el barro, por así decirlo. Andy Cowell, que tomó el cargo de CEO y Team Principal, en enero, también le ha dado la vuelta a muchos procesos y ha apostado por la eficiencia.
Todo ello, con el trabajo de Honda en el fondo, buscando resarcirse de sus heridas del pasado con Alonso para hacerle campeón. El nuevo motor, por ahora, cumple los tiempos previstos pero hay que esperar. Falta ver su rendimiento y fiabilidad en el asfalto. Todos estos cambios no garantizan el éxito de la noche a la mañana. O de un año para otro. Y eso hay que entenderlo. En la Fórmula 1 hay procesos y proyectos y es poco habitual ver a un equipo pasar de la mediatabla a ganar un Mundial en unos meses. Pero nunca se sabe. El talento de Alonso es capaz de hacer milagros. Y tiene más hambre que nunca.
