Arda Güler y Bellingham no pueden jugar juntos

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El empate en Montilivi del Real Madrid ha ido confirmando algo que muchos ya sabían: Arda Güler y Jude Bellingham no pueden jugar juntos. Si lo quieren hacer, uno deberá sacrificarse. Pero así, la sala de máquinas del equipo madridista no llegará a buen puerto. Ante el Girona, ambos volvieron a hacer aguas. Ésta vez, el turco ha sido el que más titubeó. De hecho, Xabi Alonso lo analizó en seguida: le cambió en el descanso. Le sustituyó Eduardo Camavinga, quien formó el doble pivote con Aurélien Tchouaméni. Y, directamente, las cosas fueron a más.

Arda Güler no se encontró en Montilivi

Arda empezó el partido en Girona en su posición fetiche: la de enganche. Con Jude Bellingham un poco más orientado hacia el costado zurdo, el turco tenía total libertad para actuar como número ’10’. Sin embargo, en tierras gerundenses, el otomano no cuajó. No se encontró en el césped de Montilivi.

Arda Güler firmó 45 minutos discretos ante el Girona. Apenas intervino en el juego –solo 25 balones tocados– y nunca logró encontrar su sitio entre líneas. Estuvo impreciso, perdió cuatro posesiones y no consiguió completar ningún regate (tampoco intentó). Aunque mostró buena precisión en el pase corto (90%), su aportación fue escasa y sin demasiada influencia en el desarrollo ofensivo. Probó suerte con un par de disparos, ninguno de ellos entre los tres palos, reflejo de un partido sin demasiadas ideas ni peso en el ataque.

Jude Bellingham mostró actitud

Jude Bellingham, por lo menos, mostró algo más de actitud. Después de su cuestionada media hora en El Pireo, el inglés quiso cambiar el ‘chip’ en Montilivi. Esta vez, el británico dejó la posición de enganche a Arda Güler y se colocó en el interior zurdo. En la segunda parte, el británico regresó a su posición de ’10’. Con el cambio de Arda, el ‘5’ hizo de ’10’. Su posición favorita desde que aterrizó en Valdebebas. En Elche, había resuelto el encuentro. Ésta vez, le costó un poco más.

Frente al Girona, Jude Bellingham dejó una actuación correcta pero sin brillo. Mostró compromiso y trabajo defensivo, firmando diez recuperaciones, tres intercepciones y participando con intensidad en los duelos (ganó el 44% de sus disputas en el suelo y todas en los aires). En ese aspecto, fue uno de los más activos del equipo. Sin embargo, su incidencia con balón volvió a quedarse corta: a pesar de registrar un 95% de acierto en el pase –con circulación segura y precisa–, le faltó profundidad y presencia en zonas de finalización. No logró ningún tiro a puerta ni completar regates, y sus decisiones en el último tercio carecieron de la chispa que acostumbra. Un partido de mucha entrega, pero en ataque sigue dejando sensaciones de irregularidad.

¿Qué tiene que hacer Xabi Alonso?

El dilema está entre las manos de Xabi Alonso. Este curso, pocas veces se han visto al inglés y al turco combinar. En el campo, siempre uno de los dos está perdido. La gran prueba de ello fue el Derbi madrileño, cuando Jude volvió de su operación en el hombro. Estorbaba al turco. Ahora, los dos se pisan mutuamente. En muchas ocasiones, los dos enganches se muestran demasiado… o demasiado poco. No hay punto intermedio. 

Y también hay un problema, quizás, de comprensión. Jude Bellingham quiere jugar sí o sí cerca del área. Xabi Alonso ha intentado recolocarle unos pasos más atrasados, pero no hay manera. El nativo de Brimingham quiere achuchar la portería rival, como en su primer año de blanco. Por otra parte, Arda Güler es el sacrificado. Juega donde se le dice de jugar. Pero su mejor rol es el de enganche, se ha visto con Mbappé. Xabi tiene un marrón, y deberá solucionarlo lo antes posible.

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