El Real Madrid llegaba a San Mamés con la obligación de ganar, no la obligación de un club como los blancos que tienen que salir al campo siempre a sumar los tres puntos, esta vez era una exigencia si quería que el ruido a su alrededor no comenzara a ser insoportable. Por suerte para los blancos, y como suele pasar en estos casos, el equipo respondió, no solo sumando tres puntos en uno de los estadios más complicados de LaLiga y ante uno de los rivales de más entidad del campeonato, lo hizo jugando bien al fútbol. Una de las principales claves del partido no fue solo cómo jugaron los de Xabi Alonso, fue cómo jugó el Athletic, lo que permitió a los blancos desplegar sus mejores armas.
El Athletic da vida a Xabi Alonso
El Real Madrid ha logrado la victoria en 2 de los 6 partidos que ha jugado fuera de forma consecutiva (nunca le había jugado tantos partidos oficiales fuera de casa de forma consecutiva en toda su historia), y esos dos triunfos han llegado contra buenos equipos, dos equipos Champions, pero no dos gigantes del fútbol europeo (como si lo es el Liverpool, que está en crisis, por cierto). Athletic Club y Olympiacos pueden permitirse, por historia y por presupuesto, jugarle de tú a tú a equipos como el Real Madrid, y aunque lo normal es que terminen por hincar la rodilla, alguna vez logran imponerse.
Al igual que pasó en Grecia, Valverde planteó un partido valiente y atrevido con los blancos, presionando arriba y con las líneas muy adelantadas. Sin embargo, la presión no era lo suficientemente efectiva como para incomodar a los blancos, que, con dos pases, se les pintaban dos alternativas claras, o pase raso por el medio para encontrar a los enganches, o pases largos de Trent-Alexander Arnold y Militao a la espalda de los defensas. Los dos habían sacado el telescopio a pasear por tierras vascas, y así llegó el primer gol de partido, con un Mbappé brillante en el control, en la jugada y en la definición. Y solo llevaban siete minutos de juego.
A los blancos se les abría el mejor escenario en esta serie de seis partidos fuera de casa, gol tempranero, contra un equipo que te permite explotar tus mejores armas (la velocidad de Vinicius y Mbappé), y comodidad para manejar el partido sin la ansiedad que provoca el paso de los minutos sin marcar gol.
Músculo en el centro del campo, más control
Xabi Alonso sentó a uno de sus titularísimos en lo que va de curso, a Arda Güler, y apostó por cuatro hombres más habituales de la época de Carlo Ancelotti, Camavinga y Tchoauménni en la contención, y Valverde y Bellingham más adelantados y abiertos a la derecha y a la izquierda respectivamente. Y al contrario de lo que cabría esperar, el Madrid estuvo sobresaliente con el balón en los pies, eliminado con facilidad la presión, trenzando jugadas, frenando cuando había que frenar, acelerando cuando tocaba darle ritmo al ataque. El segundo gol, de Camavinga de cabeza, quizá sea el gol en conjunto más bonito en lo que va de temporada, todo el equipo tocó el balón, se fue ganando terreno en campo contrario, y acabaron 5 hombres pisando el área, algo que se echaba en falta en los últimos partidos.
Mención especial para un Bellingham que jugó su mejor partido, curiosamente, el día que Arda Güler no jugó. Estuvo más liberado, más participativo, y más metido en el partido. Lo curioso es que Güler, que comenzó la temporada a un nivel muy elevado, ha bajado en los últimos partidos, precisamente cuando ha compartido centro del campo con el inglés.
El problema del Real Madrid con los “pequeños”
El Real Madrid se ha dejado tres empates importantes en estas últimas semanas de competición, contra el Rayo Vallecano, contra el Elche y contra el Girona. Estos tres equipos, algunos más que otros, han optado, principalmente, por cerrar sus líneas, un cerrojazo que los blancos no saben atacar.
Cuando estos equipos se encierran, los de Xabi Alonso no son capaces de combinar entre líneas, todo pasa por hacer llegar el balón a la banda izquierda y que Vinicius y Mbappé saquen el genio que llevan dentro para que el equipo pueda encontrar así el gol. No hay otras alternativas, o no las ha habido en estos tres últimos empates, porque los de Xabi Alonso, ni jugaban entre líneas, ni cargaban el área, ni ofrecían alternativas para que el equipo pudiera encontrar el gol. Es el problema, entre otras cosas, de no tener un 9 o de no confiar en los que tienes en el banquillo.
Es cierto que la calidad de los hombres de ataque blanco ha valido, no ahora, durante toda la historia, para salvar partidos de este tipo, pero en el fútbol actual, donde el físico está por encima de la calidad, donde la táctica juega un papel determinante como nunca antes lo hacía, provoca que esto pueda ser más habitual. En el caso del Real Madrid, que ha jugador seis partidos lejos del Santiago Bernabéu y ha acumulado estos partidos, ha provocado que el equipo haya perdido el liderato y que haya entrado en una espiral negativa que, contra el Athletic, se ha frenado, pero no se ha eliminado.
Bilbao da un respiro Xabi Alonso
Ernesto Valverde sabe perfectamente que el Real Madrid sufre cuando se le plantea este tipo de partidos, pero también sabe que su equipo no sabe jugar a eso, y corría el riesgo de perder igualmente, pero, además, de renunciar al fútbol que le podía hacer ganar el partido. Salió con sus armas, a presionar a los blancos, a incomodar, porque ese fútbol, también le ha hecho daño a los de Xabi Alonso esta temporada, pero a los leones no les dio para morder, para sacar la garra, y para cuando quisieron reaccionar, el partido ya estaba cuesta arriba, ya estaba en un terreno que le gusta al Real Madrid, un terreno que solo ha tenido contra el Olympiacos en estos últimos seis partidos (después de remontar, y casi se deja el partido). Un terreno donde es muy difícil ganar al Real Madrid.
Con esta victoria, Xabi Alonso coge algo de aire, porque ahora, por fin, toca volver al Santiago Bernabéu, en Liga este domingo contra el Celta, y el miércoles, contra todo un Manchester City, un equipo que estaba pero que los blancos el año pasado, pero que parece haber sabido reaccionar, con un Guardiola que quiere dar un golpe sobre la mesa, que quiere llevarse los tres puntos del Bernabéu, que quiere clavar la que podría ser una puntilla casi definitiva para el tolosarra. El Real Madrid tiene muchas vidas, siempre las ha tenido, pero lo que muchos se preguntan es si les sigue quedando o las ha agotado ya todas.
