El Real Madrid es un equipo arrollador, en lo bueno como en la malo. Cuando las cosas van de cara, no hay nada que pueda frenar la inercia de un gigante como los blancos, pero cuando las cosas toman la dirección opuesta, suele pasar exactamente lo mismo, es muy complicado darle la vuelta a la situación. Esto es lo que le está pasando a Xabi Alonso con el vestuario blanco: aunque el mensaje desde dentro es de unidad, de que todos reman en la misma dirección después de las fricciones de hace unas semanas, la sensación es que nadie hace caso de lo que le pide el entrenador.
El mensaje de Xabi Alonso
Xabi Alonso llegó con un mensaje claro para el vestuario en el mes de julio, quería que su equipo trabajase, que corriera, que presionara, un bloque que se moviera en sintonía por todo el terreno de juego, empezando por la forma de defender, por implicar a los delanteros en una presión fuera acompañada por todo el equipo y, a partir de ahí, recuperar el balón, combinar con velocidad y estar cerca del área contraria.
Lo curioso es que, en los primeros partidos, el equipo parecía que sí, que compraba la idea de su nuevo entrenador, que nada tenía que ver con la de Carlo Ancelotti. El equipo jugaba casi todo el partido en campo rival, embotellaba a los rivales y les obligaba a rifar el balón haciéndoles partícipe de una tómbola donde los blancos acaparabas la mayoría de papeletas. Faltaba fútbol, faltaba pulir la idea, pero el equipo apenas recibía ocasiones de gol, apenas le generaban peligro, y sacaba los partidos adelantes por avasallamiento (y por Mbappé, que está solo en esta guerra).
La idea estaba, pero poco a poco se ha ido diluyendo. La primera estocada, ante el Atlético de Madrid, hizo desviarse al equipo de la hoja de ruta, pero el día del Barcelona, cuando por fin los blancos volvían a ganar a su eterno rival, todo saltó por los aires, con Vinicius, porque se evidenció que, muchos jugadores importantes, no estaban en la misma sintonía que su entrenador.
Un Real Madrid roto
Una semana después de la victoria ante el Barcelona, se ganó bien al Valencia, solo se había perdido un partido hasta ese día, y desde ahí, cambió todo. El equipo perdió ante el Liverpool y cosechó tres empates en Liga contra equipos “asequibles”, y salió a la luz las diferencias, ya no de Vinicius, las de otros jugadores, con Xabi Alonso. Hasta el punto de que el club tuvo que intervenir. Mal asunto cuando Florentino Pérez y la directiva se meten en temas de vestuario, de hecho, querían evitarlo, pero no quedo otra. Y el mensaje fue claro: el que manda es Xabi Alonso.
Y a los jugadores no les ha quedado otra que agachar la cabeza y mostrar predisposición con el entrenador, lo que no quiere decir que estén con él, y eso ha quedado demostrado posteriormente, y ayer ante el Celta, fue el mejor ejemplo de ello.
Una plantilla en contra de su entrenador
Xabi Alonso ha puesto de su parte para tener contentos a los jugadores que se han posicionado en su contra, ni más ni menos, que Valverde y Vinicius, pero esto ha sido con todos. Ya no hay las rotaciones que había al principio de temporada, ya solo se apuesta por un bloque, y que cada uno de ellos juegue donde quiera, y haga lo que quiera. Lo que está claro es que el entrenador no les ha dicho a sus jugadores que dejen de presionar, simplemente, estos no lo hacen. Y los futbolista se autodelataron anoche, porque cuando expulsaron a Fran García, e iban perdiendo, sacaron la garra que caracteriza al Real Madrid (que ya ni eso tiene efecto), presionaron, corrieron, generaron más peligro que en el resto del partido. La pregunta es, cómo volviendo al Bernabéu, después de seis partidos, después de haber perdido el liderato teniendo cinco puntos de ventaja, con la necesidad de convencer, los futbolistas salen andado al terreno de juego. Para quienes no hayan visto el partido, solo tienen que poner el 0-1 del Celta, ver la actitud de los jugadores blancos en ese gol, ese es el resumen del partido del equipo.
Xabi Alonso se rinde ante los jugadores
Xabi Alonso sabe que no le quedan muchas alternativas para seguir siendo entrenador blanco, así que ha decidido ponerse de lado de los jugadores, de los capitanes. El caso de Valverde ayer es el más evidente. Para no ponerle de lateral derecho, pones en la banda a un central, y a un lateral izquierdo de central. Si ya hay bajas en el equipo, cambiar a los jugadores de posición desajusta aún más el esquema, que se lo pregunten al Real Madrid de Ancelotti el año pasado, que estuvo obligado a hacerlo y se derrumbó el equipo. El tolosarra tenía piezas, no estaba obligado, si condicionado, a que se enfadaran con él.
El otro ejemplo sigue siendo Vinicius: el brasileño, desde que montó el espectáculo en el Santiago Bernabéu ante el Barcelona, lo ha jugado prácticamente todo, y ahora, acaba casi todos los partidos, cosa que no ocurría al principio de temporada, cuando el equipo lo ganaba todo. El resultado, no marca desde el 1 de octubre ante el Villarrea, lleva sin ver puerta 11 partidos consecutivos, inadmisible para un jugador que exige ser el mejor pagado de la plantilla. Este es el nivel de la plantilla actual.
Manchester City, la gran amenaza
Se da por hecho que para el partido del miércoles, no hay que motivar a nadie, eso sería lo lógico, que los jugadores salieran a por el Manchester City. El problema es que, si los jugadores han dejado de creer en su entrenador, a no seguir sus indicaciones, por mucho corazón que se le pueda poner el miércoles, la realidad debería imponerse. Y la realidad es que el City de Guardiola se está pareciendo a ese equipo temible que ganó la Champions League hace algo más de dos años, porque también han estado en crisis, el curso pasado, pero ahí, al entrenador se le hace caso, ha sabido cambiar las piezas que fallaban y ha dado con la avería.
Eso es más complicado en el Real Madrid, porque las averías, o no las ven o no se atreven a ponerse con ellas. El resultado, lo que se está viendo, un equipo que no sabe a lo que juega, que por mucho que lo intente, su juego solo se basa en que la cace Mbappé o en que Vinicius tenga su día para que, después de ocho regates, se quede algún balón suelto que acabe, más por inercia que por juego, dentro de la portería contraria.
La inercia que ha cogido el Real Madrid no parece que vaya a pararla nadie, y de ser así, la primera víctima, aunque no sea el mayor culpable, será el entrenador, será Xabi Alonso. Con un vestuario joven, pero sin hambre, es complicado llegar de nuevas y cambiar cosas, aunque sean necesarias. Xabi lo ha intentado, los jugadores no le han dejado, y ahora lo tendrá complicado para salir del agujero.
